La banca europea lo sigue teniendo claro: de arriesgar su dinero en forma de préstamos o inversiones, nada de nada. Lo refrendó ayer, una vez más, el Banco Central Europeo (BCE) al comunicar que las entidades aparcaron el lunes 481.935 millones de euros en la facilidad de depósito de la institución monetaria.
Es la cantidad más alta de la historia, aunque esto va camino de ser tradición, puesto que fue el tercer récord consecutivo. Es más, la facilidad de depósito, un mecanismo por el que los bancos pueden depositar durante 24 horas el dinero que quieran en el BCE a cambio de un interés del 0,25%, lleva recibiendo más de 400.000 millones de euros durante las últimas 11 jornadas, cuando antes jamás había superado ese volumen.
Este caudal es consecuencia de la igualmente histórica operación que el BCE llevó a cabo el pasado 21 de diciembre, cuando suministró a los bancos 482.900 millones de euros a través de un préstamo a tres años. Por el momento, los bancos están atesorando ese dinero con el fin de afrontar sus vencimientos de deuda y reforzar su liquidez, razón por la que lo están conduciendo de manera masiva a la facilidad de depósito del BCE.
Otra de las consecuencias de esa megainyección se refleja en las operaciones de financiación a siete días que la institución monetaria lleva a cabo cada martes. Ayer, las entidades sólo le pidieron 110.922,6 millones de euros por esta vía, la cifra más baja desde junio de 2011.
Cada vez más bajo
Además, el préstamo a tres años del BCE, si bien no se está traduciendo en nuevos préstamos para la economía real, sí está alentando algunos efectos positivos para los hogares. Sobre todo, está acelerando la velocidad de la caída del euribor a 12 meses, la referencia para la mayoría de las hipotecas a tipo variable en España. Ayer, este índice retrocedió del 1,882 al 1,875%, su nivel más bajo desde marzo de 2011. Lo hizo tras firmar su decimoquinto descenso consecutivo, la secuencia bajista más larga desde el año 2009.