Tras el falso alivio que produjo la oferta de Warren Buffett para rescatar las aseguradoras de bonos 'monolines' -Buffett pretende quedarse con su negocio seguro a precio de saldo, no rescatarlas-, ayer los problemas de estas firmas volvieron a convertirse en la mayor amenaza actual para Wall Street.
Por un lado, las autoridades de seguros de Nueva York negaron que haya ningún plan de rescate público de las 'monolines', en contra de lo que se publicó hace algunas semanas. De hecho, esa noticia fue el detonante de la recuperación del mercado tras la semana del 'lunes negro', a finales de enero. Por otro lado, Moody's certificó la primera rebaja del rating de una de estas aseguradoras: FGI.
Una crisis complicada de solucionar
Respecto al primer punto, un tal Eric Dinallo, superintendente de seguros de Nueva York, negó en el Congreso de EEUU que haya un plan de rescate de las aseguradoras de bonos. Dinallo reconoció que la crisis de este sector es "extraordinariamente difícil" de resolver, y el gobernador de Nueva York, el demócrata Eliot Spitzer, advirtió que, si no se una da solución a estos problemas, la economía se enfrentará a un "tsunami financiero" que podría tener consecuencias en la economía real.
Estas aseguradoras prestaban su rating de triple A (el más solvente) a emisiones de bonos que no podían alcanzar esa calificación, con lo que podían rebajar el tipo de interés que pagaban. A cambio, los emisores pagaban una prima a la aseguradora. Si estas 'monolines' pierden el nivel de triple A, los bonos asegurados por ellas se hundirían y provocarían graves quebrantos a las carteras que los poseen, añadiendo mayores problemas a un sector financiero golpeado muy duramente por el desplome de los activos respaldados con hipotecas 'subprime'.
Un posible remedio
Dinallo propone como una solución reforzar el capital de estas entidades, dando entrada a nuevos actores (como Buffett). Y va más lejos al proponer la posibilidad de partir las aseguradoras en dos negocios: el saneado de asegurar bonos municipales del problemático de asegurar vehículos estructurados llenos de activos tóxicos de crédito, incluyendo hipotecas 'subprime' (justo lo que quiere Buffett, para quedarse él con el negocio bueno).
Este superintendente justifica este descarado apoyo a Buffett en que la prioridad de las autoridades es "proteger a los tenedores y emisores de los bonos municipales", es decir, salvar el negocio bueno. El problema es qué hacemos con el malo.
Moody's da el primer paso
Respecto a lo de Moody's, por fin se cumplió lo que tantos temían desde hace semanas. Una agencia de calificación se atrevió por fin a rebajar la calificación crediticia de una de estas aseguradoras, lo que puede suponer el epicentro del tsunami. Además, la bajada de FGI fue contundente: de AAA a A3 sin pasar por los niveles intermedios.
Ahora bien, Moody's dejó un mensaje de esperanza: indicó que puede ser más indulgente con las dos mayores entidades del sector, MBIA y Ambac, porque tienen una mejor posición de capital y de negocio. Algo que hizo subir con fuerza las acciones de ambas en Wall Street.
En cualquier caso, está claro que nos enfrentamos a un problema gravísimo de difícil solución cuyo impacto es impredecible y puede ser mayor que el de la crisis 'subprime'. Pero hay una diferencia clave que llama al optimismo: aquí el problema se ha detectado y se están discutiendo soluciones antes de que la crisis estalle (estallido que están retrasando las agencias de calificación, muy cuestionadas por haberse 'comido' la crisis 'subprime'), mientras que nadie se movilizó por la crisis hipotecaria hasta que no se dispararon los impagos en agosto.