FRANCFORT (Reuters) - El Banco Central Europeo (BCE) ha comprado bonos gubernamentales por un valor cercano a los 500 millones de euros en el período de Navidades, manteniendo el volumen de compras en niveles bajos y dejando a los inversores internacionales con las dudas sobre cómo va a utilizar la autoridad monetaria europea este año su polémico programa de títulos estatales.
El BCE se encuentra en el centro de un duro pulso político en el que Alemania se ha resistido hasta ahora a las peticiones de Francia e Italia, así como de Estados Unidos, Gran Bretaña y Rusia para adoptar una política de compra de bonos más agresiva.
Las últimas compras de 462 millones de euros suponen un incremento respecto a los 19 millones que se gastó por este concepto la semana anterior, pero es sólo una pequeña parte de lo que ha venido dedicando a la adquisición de bonos gubernamentales hasta hace poco.
En las últimas semanas ha reducido drásticamente la compra de bonos, sobre todo antes de la cumbre del mes pasado de la Unión Europea en un intento por presionar a los líderes europeos para que adoptaran una acción política más agresiva para solucionar la actual crisis de la deuda soberana.
El presidente del BCE, Mario Draghi, y otros líderes en materia de política monetaria han continuado rechazando las peticiones para que la autoridad monetaria incrementara su volumen de compra de bonos.
No obstante, muchos economistas ven al BCE como la única institución con capacidad suficiente para calmar los mercados de bonos si la crisis de deuda se agrava y por esa misma razón siguen despejarse las incógnitas sobre cómo el BCE hará uso de de programa de bonos este año.
La autoridad monetaria europea de los países miembros de la eurozona compra los bonos bajo un programa denominado 'Securities Markets Programme (SMP)'. El BCE compra estos títulos a bancos y otros inversores en el mercado secundario, debido a que por mandato no le está permitido comprar estos instrumentos a los gobiernos directamente.
El BCE reactivó este programa en agosto pasado después de un receso de cuatro meses tras ver que Italia y España, dos de las economías de la eurozona más grandes, se vieron arrastrado por la crisis de deuda de la eurozona y sus primas de riesgo se disparasen hasta niveles récord.
Desde entonces, el BCE ha gastado unos 140.000 millones de euros.
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