Las bolsas internacionales mantienen su empeño de cerrar con el mejor sabor de boca posible un año que, en general, ha tenido más de amargo que de dulce para sus intereses. Un ingrediente que se ha sumado para aportar su granito de arena en el empujón de última hora es la volatilidad, que ha remitido para dejar el camino libre a las compras de renta variable.
Ayer, el índice VIX, la referencia para medir la inestabilidad en Wall Street, descendió hasta los 21 puntos, el nivel más bajo desde julio.
Junto con el descenso de la volatilidad, a los inversores también les gustó otra bajada, la de las peticiones de subsidio de desempleo, que durante la semana pasada cayeron hasta las 364.000 solicitudes, el dato más reducido desde mediados de 2008. Como, además, la economía británica registró un crecimiento intertrimestral del 0,6 por ciento entre julio y septiembre, por encima del 0,5 por ciento anunciado anteriormente, el dinero mostró ayer un semblante comprador. En Europa, la ganancias rondaron el punto porcentual. Sobresalió el francés Cac 40 con un avance del 1,4 por ciento, hasta los 3.071,8 puntos. En el caso del Ibex 35 español, sumó un 1 por ciento, hasta los 8.462,9 puntos. Wall Street registraba ganancias más moderadas a media sesión. El Dow Jones sumaba un 0,5 por ciento, hasta los 12.167,5 puntos, y el S&P 500, un 0,8 por ciento, hasta los 1.253,5 puntos.
El crudo prolonga su escalada
Otro activo que siguió adelante con su rally alcista de fin de año fue el petróleo. El barril Brent, de referencia en Europa, repuntó un 0,3 por ciento, hasta los 108 dólares. Fue su cuarto avance consecutivo, intervalo en el que se ha revalorizado un 4,5 por ciento y que le permite acumular una subida del 14 por ciento en 2011.
Esta vez no le acompañó el oro, que retrocedió un 0,6 por ciento, hasta los 1.606,2 dólares. Tampoco anduvo sobrado de fuerza el euro, que se mantuvo en torno a los 1,305 dólares a los que ya se cambiaba en la víspera.
Persisten las dudas periféricas
Como viene siendo habitual en los últimos tiempos, en la sesión de ayer también hubo una dosis de disidencia. Esta vez, el incremento de los activos con riesgo no equivalió a menos tensión en la deuda pública periférica. Las ventas provocaron que el rendimiento de los bonos españoles a 10 años repuntara del 5,27 al 5,36 por ciento, mientras que la de los italianos subió del 6,79 al 6,92 por ciento.
A su vez, estos movimientos provocaron que las primas de riesgo de ambos países también se tensaran. La de España pasó de los 334 a los 342 puntos básicos y la de Italia, de los 485 a los 497 puntos. De este modo, prosiguieron las dudas que la Asociación Bancaria Italiana instaló el miércoles en los mercados de deuda. A su juicio, los bancos transalpinos no tienen margen para utilizar el dinero procedente del préstamo a 3 años concedido por el Banco Central Europeo (BCE) para comprar deuda italiana, con lo que dio a entender que esta operación, mediante la que la institución inyectó 489.000 millones a la banca europea, no servirá para calmar las tensiones periféricas.