Una jornada más, la volatilidad se convirtió en la principal protagonista de las bolsas europeas. Sin referencias macroeconómicas relevantes en el día de ayer, los parqués en Europa estuvieron pendientes de la reunión telefónica que mantuvieron los ministros de Finanzas de la eurozona; mientras tanto, en España, Rajoy asumía la primera jornada de su sesión de investidura como presidente del Gobierno.
Aunque el Ibex 35 amaneció en rojo con pérdidas que llegaron al 1 por ciento, las compras volvieron al principal selectivo español según avanzó la sesión. Aunque llegó a subir casi un 2 por ciento, el índice español cerró con una subida del 0,6 por ciento, hasta los 8.253 puntos.
A diferencia de otras ocasiones, el motor de esta remontada fue el sector financiero. Con Bankia como excepción -que cedió un 0,74 por ciento en el Ibex el mismo día en que empezó a cotizar en el índice Stoxx Europe 600, que integra a las principales entidades financieras de 18 países europeos-, el resto de bancos escalaron a las primeras posiciones del selectivo. Los más alcistas fueron Bankinter, con una subida superior al 5 por ciento, y CaixaBank, con alzas en torno al 3 por ciento.
En el resto de Europa, ninguna plaza del Viejo Continente logró hacer sombra al Ibex. Por un lado, el EuroStoxx 50, la bolsa portuguesa y la francesa consiguieron cerrar la sesión en positivo, aunque prácticamente planas. Por otro, la bolsa alemana, inglesa e italiana se decantaron por las pérdidas. La más pronunciada fue la del Dax 30 que cedió un 0,54 por ciento.
La volatilidad volvió el mismo día en que Draghi -actual presidente del Banco Central Europeo- declaró en el Parlamento europeo su rechazo a la compra masiva de bonos de los países bajo sospecha, además de señalar perspectivas de crecimiento poco favorables para la Unión Europea.
El mercado tampoco olvida la amenaza que recae sobre él, después de que las agencias de calificación Standard & Poor´s y Fitch anunciaran la semana pasada una rebaja masiva de rating. En el blanco de la diana se encuentran la calificación de países como España o Francia, esta última cada día más cerca de perder la triple A.