Joaquín Rábago
Londres, 8 feb (EFECOM).- El ministro principal de Escocia, el independentista Alex Salmond, ha lanzado una campaña para salvar una tradición que se remonta a 1695 por la cual tres bancos de esa nación pueden imprimir sus propios billetes, que circulan, sin embargo, en todo el Reino Unido.
La amenaza viene del ministro británico de Economía, Alistair Darling -escocés como el primer ministro británico, Gordon Brown-, quien lanzó la pasada semana una consulta sobre posibles medidas para proteger mejor a los ahorradores tras la crisis del banco inglés Northern Rock.
La consulta incluye una serie de cambios que podrían costarles a los bancos que imprimen los billetes escoceses, con efigies de personajes propios como el novelista Walter Scott o el poeta Robert Burns, alrededor de 100 millones de libras al año (135 millones de euros), denunció el propio Salmond.
De acuerdo con la legislación actual, el Clydesdale Bank, el Royal Bank of Scotland y el Bank of Scotland tienen que depositar fondos en el Banco de Inglaterra equivalentes al 95 por ciento del valor de los billetes que imprimen aunque sólo durante tres días de la semana: de viernes a domingo.
Los días restantes, ese dinero pueden invertirlo en otras partes, lo cual les permite ganar millones de libras de intereses.
Sin embargo, de acuerdo con los cambios propuestos por Darling, los bancos tendrían que dejar ese depósito durante los siete días de la semana.
"Es una daga clavada en el corazón de los billetes, que representan una orgullosa tradición en Escocia y son muy populares entre los escoceses", criticó esta semana el ministro principal desde Edimburgo.
Según Salmond, esos cambios eliminarían las actuales ventajas que tienen los bancos escoceses para imprimir el papel moneda, por lo que es casi seguro que uno o más de esos bancos dejarían de hacerlo.
"Bajo el manto de una consulta sobre la estabilidad financiera, el Tesoro (británico) ha lanzado un ataque contra la emisión de billetes en Escocia", denunció el político nacionalista, para quien "los bancos escoceses están entre las instituciones más estables del mundo".
Salmond aseguró que su Gobierno responderá a la consulta del Ejecutivo británico "en los términos más firmes" y dijo que a un escocés como es el ministro británico de Economía debería "cáersele la cara de vergüenza" por el hecho de que el Tesoro, que dirige, trate de socavar los billetes emitidos en esa nación.
Actualmente circulan billetes impresos en Escocia por un valor próximo a los 2.900 millones de libras, a los que hay que sumar otros 1.900 millones de billetes emitidos en Irlanda del Norte, cuyos bancos, a diferencia de los ingleses, tienen la prerrogativa de imprimir sus propio papel moneda.
Muchos, sobre todo en Escocia, ven en las nuevas propuestas de Londres un intento más o menos larvado de acabar de una vez con esa política de emisión independiente de moneda en otras partes del Reino Unido.
Un portavoz del Clydesbank se dijo esta semana muy preocupado por el impacto potencial de las propuestas y agregó que, de prosperar éstas, tendrían que pensárselo mucho si seguir imprimiendo papel moneda en el futuro, decisión a la que no les gustaría verse forzados.
Bill Aitken, portavoz del Partido Conservador Escocés, afirmó por su parte que el plan de Darling es sólo un truco más para ingresar dinero en las arcas del Tesoro.
El Banco de Escocia se fundó en 1695, sólo un año después del Banco de Inglaterra, gracias a una ley del Parlamento de Edimburgo y desde el primer momento ambas instituciones siguieron caminos distintos.
Mientras que el Banco de Inglaterra estuvo siempre muy alineado con el Gobierno de Londres e hizo un préstamo masivo al Rey, el de Escocia se dedicó sobre todo a ayudar al comercio y tenía prohibido prestar al Gobierno salvo autorización expresa del Parlamento.
Al Banco de Escocia le salió un competidor en 1727 con el título de Royal Bank of Scotland y entre ambos estalló una fuerte rivalidad que amenazaba con destruirlos hasta que finalmente firmaron una tregua en 1765 por la que cada uno de los dos bancos aceptó los billetes emitidos por el otro.
El tercero de los bancos escoceses que imprimen su propia moneda, el Clydesdale, es el más reciente ya que se fundó en Glasgow en 1838, y es actualmente una sucursal del National Australia Bank. EFECOM
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