Semana marcada por la cumbre de la que dependía la "salvación del euro" y por la reunión del BCE. Las medidas de lso líderes europeos tuvieron un primer recibimiento positivo en las bolsas europeas, aunque pocas pudieron cerrar la semana en positivo. La deuda pública continúa sometida a una importante volatilidad.
"No tendremos una segunda oportunidad". El presidente francés, Nicolas Sarkozy, fue rotundo en sus palabras antes de que comenzase la cumbre europea de la que dependía la "salvación del euro". Finalmente hubo palabras, propuestas y acuerdos que permitieron que, pese a las altas expectativas, los mercados no sufrieran un gran decepción. Su primera respuesta, el viernes, fue dar un aprobado a las medidas adoptadas por los líderes europeos. Las decisiones tomadas desprendieron un optimismo inicial, aunque también hubo sitio para falta de detalles y para asuntos que no se resolvieron como estaba previsto.
Habrá que esperar, por tanto, para saber si esta "última oportunidad" termina de convencer o si realmente no será tan definitiva como se le había bautizado. Si algo se ha aprendido de las últimas cumbres es que el hecho de que se den pasos adelante es tan necesario que la primera reacción de los inversores es muy positiva. Nuevas medidas o el simple anuncio de que podrían llevarse a cabo ya pueden ser sinónimo de subidas en bolsa. ¿Un ejemplo? Claro. Miércoles, 26 de octubre. Ese día fue la última gran reunión, y un día después los principales índices europeos se anotaron fuertes subidas. El Ibex 35 avanzó más de un 5%. Pero cuidado. Lunes, 31 de octubre. Sólo unos días después poco quedaba del entusiasmo y todas las bolsas europeas sufrieron dos días de grandes pérdidas. El selectivo español se dejó un 8% en dos sesiones.
Hay que tener en cuenta que los mercados tienen mucho que asimilar. La cumbre europea arrojó algunas conclusiones. Se pretende firmar un pacto para la estabilidad fiscal, aunque algunos países se mostraron reacios a acatar esta disciplina. Por otro lado, habrá nuevos mecanismos de rescate -se creará el Mecanismo de Estabilidad Financiera (MEDE) para complementar al Fondo Europeo de Estabilidad Financiera (FEEF)- y el Fondo Monetario Internacional tendrá un papel más importante, básicamente contará con más recursos para arrimar el hombro. Pero, al final, lo que se ha visto esta semana es "un nuevo capítulo de acuerdos potenciales que exigirán un gran desarrollo, la tónica habitual en estas cumbres, y que deja espacio al optimismo", como define Daniel Pingarrón, de IG Markets.
Al menos, esta ventana de optimismo sirvió para que algunos de los índices europeos cerraran su segunda semana consecutiva de ganancias. El Ibex 35 sumó un 1%, siendo el más alcista entre los grandes, gracias a que el viernes repuntó un 2,23%. Por su parte, el Dax alemán sufrió un descenso semanal del 1,55%, mientras que el Cac francés y el Ftse Mib italiano avanzaron un 0,23 y un 0,05% cada uno.
No pudo hacer más
La cumbre dio la vuelta a una semana que podía haber acabado en rojo para la bolsa española y en una nueva altura peligrosa para la deuda pública periférica. Y es que aunque de la reunión del jueves del Banco Central Europeo (BCE) salieron grandes noticias positivas, también se acabó con una de las expectativas: la institución no realizará compras masivas de deuda, no imitará a otros bancos centrales como la Fed o el Banco de Inglaterra. El presidente del BCE, Mario Draghi, lanzó así su mensaje a las autoridades europeas: está atado de pies y manos mientras no aumenten sus competencias.
Este contexto ha seguido alimentando la inestabilidad en la deuda pública. Por momentos se restableció la calma y la prima de riesgo -medida como la diferencia entre la rentabilidad exigida al bono español a 10 años y a su homólogo alemán- se situó por debajo de los 300 puntos básicos. Sin embargo, el viernes rozó, de nuevo, los 400 puntos, para acabar la semana en los 360.
Al final, "el BCE hizo lo que podía hacer, que no es otra cosa que bajar tipos y tomó medidas encaminadas a que los bancos europeos no pasen dificultades de liquidez en los próximos trimestres", valora Miguel Ángel Paz, de Unicorp. El sector celebró la intervención con subidas. No arruinaron la fiesta ni los recortes de rating de Moody's a los bancos franceses ni las amenazas de S&P de más rebajas al sector. Las nuevas necesidades de capital que anunció la EBA también quedaron en un segundo plano.
¿Y qué pasó con el gran protagonista de la semana? El euro parecía ajeno a toda reunión y apenas se movió frente a otras divisas. El viernes se despidió en los 1,33 dólares.