El índice puede llegar a los 10.000 puntos si el mercado pone en precio las estimaciones de ganancias para sus compañías.
Los alcistas van sellando grietas en el mercado, los últimos datos económicos llegados desde EEUU no ponen pegas para ello y, mientras tanto, las expectativas de beneficio empiezan a darse la vuelta. Ayer contábamos que en el Nasdaq comienza a verse un cambio para bien, un punto de inflexión en la visión de los analistas fundamentales sobre los beneficios de las compañías a futuro. Pues bien, el Ibex no se queda al margen de ese matiz más positivo.
Aunque las previsiones de beneficio para 2012 están en mínimos en el índice, en los últimos días se empieza a ver una mejora, aunque se tiene que consolidar, pero la buena noticia es que no va a peor y que el pesimismo con la expectativa sobre lo que ganarán las cotizadas españolas en 2012 habría podido hacer un suelo (ver gráfico).
No es que la Eurozona haya dejado de transmitir incertidumbre, pero la última reunión entre Merkel y Sarkozy ha despejado un poco el horizonte para la bolsa. Estas sensaciones ayudan a que los bancos de inversión dejen de meter tijeretazos a las previsiones de beneficios de las empresas españolas, y también ayudan a que la prima de riesgo caiga.
El indicador cotiza a un PER (veces que el beneficio se contiene en la cotización del índice) de 9,3 veces. Es decir, que presenta un descuento de más del 15% respecto al habitual, de media, en los últimos 11 años. Por eso, si el mercado pone en precio las previsiones que se manejan y no se arrugan más, el Ibex debería escalar por encima de los 10.000 puntos. Con la actual previsión de beneficios, se colocaría a precios históricos si subiera hasta los 10.250 puntos.
Así, si las dudas sobre Europa se disipan, cualquier aliciente para las empresas que se tradujera en una mejor expectativa de beneficio generaría más potencial en el índice.