El precipicio queda más lejos. España se asomó a él hace dos semanas. Fueron momentos de extrema tensión, en los que la prima de riesgo, medida por la diferencia entre la rentabilidad de los bonos españoles y alemanes a 10 años, alcanzó los 500 puntos básicos -ó 5 puntos porcentuales-. Ocurrió en la mañana del 18 de noviembre. Un paso más, y la caída resultaría inevitable. Pero ayer, de golpe, retrocedió unos cuantos. En un único día, la prima se relajó un 10% y reculó hasta los 356 puntos básicos -ó 3,56 puntos porcentuales-. Semejante alivio, sumado al que venía cosechando esta semana, propició que en apenas diez jornadas, las transcurridas desde la mañana de aquel 18 de noviembre, la prima se haya moderado en un 30%.
Expectativas optimistas
Todo un respiro agrandado por la formidable ración de compras -con el consiguiente descenso de los rendimientos, que bajan cuando el precio de los títulos sube- que recibió ayer la deuda pública no sólo española, sino también italiana, belga y francesa, principalmente. La secuencia fue extraordinaria. En España, la rentabilidad de los bonos a dos años pasó del 5,36 al 4,78%; a cinco años, del 5,29 al 5,85%; y a 10 años, del 6,23 al 5,74%. No se veían unas caídas tan abultadas desde que el Banco Central Europeo (BCE) comenzó a comprar deuda española e italiana en el mercado a comienzos de agosto.
En Italia, el rendimiento de sus bonos a 10 años bajó del 7,02 al 6,65%. En el caso francés, sus bonos vivieron su mejor sesión desde 1991: su rendimiento cayó del 3,39 al 3,10%, movimiento que permitió que la prima de riesgo gala retrocediera hasta situarse por debajo de los 100 puntos básicos por vez primera desde finales de octubre. Y la ola de alivio se propagó a Bélgica, otro de los países presionados en las últimas semanas, que vio cómo la rentabilidad de los títulos a una década se situó bajo el 5%.
¿Qué desencadenó este vendaval comprador en un solo día? Pues un cúmulo de razones, esta vez todas positivas. Por un lado, las palabras del presidente del Banco Central Europeo (BCE), Mario Draghi, que sugirió la posibilidad de volver a bajar los tipos de interés la próxima semana y dejó la sensación de que en su voluntad reside el ánimo de adoptar más medidas, como incrementar las compras de bonos, siempre y cuando los políticos también arrimen el hombro -ver página 23-. Ayer, eso sí, la mano compradora del BCE no se dejó ver mucho. "La sensación que tenemos es que está comprando muy poco", afirma un operador de renta fija de una firma española.
Al mismo tiempo, aún se dejó notar la inyección global de liquidez suministrada el miércoles por los seis principales bancos centrales del mundo. Sobre todo, porque este movimiento ha permitido albergar nuevas esperanzas con respecto a la cumbre de los Jefes de Estado y de Gobierno de la Unión Europea de los días 8 y 9 de diciembre. "Por mucho que han pasado oportunidades desaprovechadas, en el foro interno de todos los intervinientes del mercado está que no pueden dejarlo caer. Los bancos centrales pudieron ver que en cuanto ayuden un poco, el mercado está deseoso de acompañar en el movimiento", precisa Miguel Paz, de Unicorp. "En algún momento debe haber una reacción en Europa", confía igualmente José Carlos Díez, economista jefe de Intermoney.
Emisión buena... pero cara
Antes de que la euforia se apoderara de los mercados, el Tesoro español acudió una vez más al mercado para obtener financiación. Y los inversores le concedieron todo lo que pidió. Esto es, 3.750 millones de euros, que era el objetivo máximo que se había propuesto el organismo emisor. ¿Algún pero? Sí, el de siempre en los últimos tiempos: el precio. Una vez más, pagó un coste superior al de las últimas colocaciones. El Tesoro subastó bonos a tres años con un interés medio del 5,18%, un 48% por encima del 3,5% abonado en octubre. En cuanto a los títulos a cinco años, fueron adjudicados con un rendimiento medio del 5,54%, un 14,2% más caros que en la colocación de noviembre. También emitió títulos con vencimiento en enero de 2016, que salieron al 5,27%. Aunque los inversores exigieron unos altos intereses, tambié respaldaron la operación, puesto que las peticiones casi triplicaron la oferta.