Bolsa, mercados y cotizaciones

China se convierte en la esperanza de la recuperación de los mercados

Cada región geográfica tiene su propio talón de Aquiles. El de Europa, es la crisis de la deuda pública; el de EEUU, la alta tasa de desempleo; el de Japón, la fortaleza de su divisa que daña sus exportaciones y el de China, es la inflación. Pero de momento China es la única que parece haber encontrado la fórmula mágica para luchar contra su principal amenaza.

Esta misma semana Pekín ha anunciado que la inflación del mes de octubre cayó hasta el 5,5%, la cifra más baja desde el mes de mayo. Un dato que si bien sigue siendo superior al 4% que se marca como objetivo la segunda mayor economía del mundo, es suficiente como para permitir soñar con que el hard landing o aterrizaje severo al que se enfrentaba China a principios de año se quede finalmente una desaceleración económica (soft landing).

"El riesgo de un aterrizaje severo es muy bajo", afirman desde Citi. Y quizá por ello han mejorado su expectativa de crecimiento en este país hasta el 9,1% frente al 9%. Un aumento que pudiera parecer insignificante pero que no lo es teniendo en cuenta que el resto de las economías desarrolladas no hacen más que sufrir recortes en sus estimaciones de crecimiento. Esto hace pensar, además, que el Banco del Pueblo de China, que ha llegado a elevar hasta tres veces sus tipos de interés este año -actualmente en el 6,45%-, opte ahora por abandonar la senda de una dura política monetaria y centrarse, en el caso de que vea su economía en peligro, en políticas más laxas, como las que ya están llevando a cabo otros países emergentes como Brasil o Indonesia, o incluso, programas para estimular su consumo interno, que está llamado a ser su principal fuente de crecimiento.

Máxime ahora que sus exportaciones parecen empezar a detraerse -esta semana se ha conocido que han crecido al menor ritmo de los últimos dos años-. "En China el crecimiento vía exportaciones es cada vez más pequeño y donde hay potencial es por la parte del consumo privado", afirma Didier Saint Georges, miembro del comité de inversiones de la gestora Carmignac. De hecho es el potencial que presenta su demanda interna, ya no sólo en China sino también en el resto de países asiáticos, lo que lleva a Barclays a pronosticar que el crecimiento que experimenten estas economías durante los próximos 30 años será igual al que han protagonizado los últimos 30. Un periodo en el que la tasa anual de crecimiento de China ha rozado el 10%, frente al menos del 2% de la zona euro o al 3% de EEUU.

Sin embargo, la fuerte diferencia que hay entre China y los países desarrollados en cuanto a crecimiento, deuda sobre el PIB (su porcentaje es inferior al 20%) o balance de su sector financiero -no pueden prestar más del 20% de sus depósitos- no ha evitado que su mercado de acciones también haya sufrido las dudas sobre Europa. De hecho, el índice Hang Seng chino acumula este año caídas del 19%, muy similares a la que experimentan países como España o Italia. Ante estos datos, cabe preguntarse: ¿qué ha pasado con el histórico decoupling (descorrelación) de los países emergentes frente a los desarrollados? La respuesta obedece a un sólo concepto: el pánico. Éste ha llevado a los inversores a desprenderse de todos los activos de riesgo y a este respecto las acciones de los países emergentes son los que suelen acumular las primeras ventas. Sin embargo, la aversión al riesgo ha dejado al margen el aún incipiente mercado de deuda pública china. De hecho, y pese a las tres subidas de tipos de interés que ha llevado a cabo el Banco Central Chino, la rentabilidad de su bono a diez años, que sube cuando cae su precio, ha caído en lo que va de año del 3,91% al 3,60%. Niveles más parecidos a los que ofrecen los seguros bonos noruegos que a los de sus vecinos asiáticos.

El regreso de los inversores

Sin embargo, la sensación de que China empieza a conseguir su objetivo de dominar la inflación, avalada por el dato de esta semana, ha llevado a muchos inversores a recuperar la confianza en su economía. "Incluso si Europa o EEUU entran en recesión o crecen al 0 por ciento, China seguirá creciendo", defiende Saint Georges. "La mayoría de países emergentes , dado el aumento de los recursos financieros y el fuerte crecimiento de sus mercados interiores están muy bien pertrechados para hacer frente a un empeoramiento del clima económico mundial", reafirman desde la gestora austriaca Raiffeissen.

Y esta previsión de que China será capaz de seguir creciendo incluso en un contexto de recesión mundial es lo que ha llevado a los inversores a recuperar la confianza en su mercado. Un mercado que, por otra parte, presenta unas ratios más que atractivas. Sólo por citar algunos, su PER (número de veces en que el beneficio recoge el precio de la acción) es de 7,8 veces, frente a una media histórica de los últimos siete años de 11,72 veces; sólo tres de las 39 compañías que forman parte del índice Hang Seng Enterprises tienen una recomendación de venta por parte del consenso de analistas que recoge Factset y 19 de ellas ostentan un consejo de comprar sus títulos; y además, su índice ha rebotado cerca de un 15% desde los mínimos que marcó en octubre.

Una prueba de este regreso al mercado chino se ve en los flujos de los ETF, vehículos utilizados en una gran mayoría por inversores institucionales que replican el comportamiento de un índice. Según los datos de Trim Trabs, los fondos que replican a la bolsa china acumulan ya cuatro semanas consecutivas de suscripciones y en el mes de octubre captaron 796 millones de dólares, la cifra mensual más alta desde el año 2009, por lo que de mantenerse esta reciente tendencia, puede que este trimestre se convierta en el primero con suscripciones netas positivas desde el tercero de 2010.

Además, hay que tener en cuenta que los ETF son unos de los vehículos más accesibles para aquellos inversores que quieran participar del potencial del mercado chino ya que todos requieren inversiones mínimas muy bajas y soportan costes de gestión que no alcanzan el 0,5%. También los fondos de inversión son una buena alternativa ya que es el gestor quien se encarga de seleccionar las compañías que mejores perspectivas ofrecen. En España se venden cerca de 200 fondos que invierten su patrimonio en bolsa china. Si bien todos ellos acumulan pérdidas en lo que va de año, esto no impide que durante los últimos tres años, hayan batido a la crisis consiguiendo la mayoría rentabilidades anuales cercanas al 10%.

Allianz RCM China A USD es uno de estos fondos que ha premiado a sus partícipes con rentabilidades superiores al 10% anual. Además, este producto consigue situarse como el más rentable de los últimos cinco años, dentro de los fondos que cuentan al menos con una calificación de cuatro estrellas por parte de Morningstar. No en vano, en este periodo ha ganado más de un 7% anualizado gracias a su inversión en sectores como el financiero y el de energía, que copan el 40 por ciento de su cartera. También Fidelity China Focus A-USD, tiene en el sector financiero sus principales posiciones pero esto no evita que ocupe el segundo puesto de fondos más rentables a medio plazo gracias a su rentabilidad del 7,9% anualizada en el último lustro.

Su principal riesgo, el inmobiliario

Puede que haya algún lector que se sorprenda al ver la inversión en el sector financiero, el gran lastre ahora de las bolsas occidentales, es lo que le permitea ambos productos amasar tan buenas rentabilidades. Sin embargo, quizá no se sorprendería tanto si supiera que ha sido precisamente a raíz del estallido de la crisis de las subprime cuando los bancos chinos han desbancado a los occidentales en el ranking por capitalización bursátil.

Además, a diferencia de lo que se está viendo en Europa, las entidades chinas están consiguiendo evitar el contagio. Tanto que China Banking Corporation es, gracias a su rentabilidad del 27% en 2011, la empresa más china que más revaloriza en lo que va de año. "Los bancos chinos están muy poco endeudados gracias a la política monetaria que ha llevado a cabo su banco central y por eso creemos que las entidades chinas lo harán mejor que el resto de compañías en los próximos meses", afirma John Ventre, gestor de Skandia. Sin embargo, eso no quiere decir que no ofrezcan cierto riesgo. Y ése vendría del sector inmobiliario. No hay que olvidar que, pese a las restricciones de crédito que ha impuesto el Banco Central chino (el 80% de los depósitos que reciben no los pueden prestar) buena parte de los créditos que conceden están ligados a esta actividad, ya sea a constructores o a familias, y que no son pocos los que consideran que China está protagonizando una burbuja inmobiliaria.

Desde luego, hay datos que no dejan lugar a dudas de que, como mínimo, hay un gran problema. Por ejemplo, las veces que el precio de la vivienda supera el salario en Beijing es de 20 veces y en Shanghai, de 16 veces mientras que en el techo de la burbuja inmobiliaria de EEUU, que luego desembocó en una crisis de las subprime, esta ratio era de 6 veces, según explican desde la gestora Boston Company. ¿A qué se debe este escalofriante incremento? A que la mayor parte de los compradores de viviendas en China no son chinos sino inversores extranjeros, especuladores que, como ha sucedido en los países europeos (España, entre ellos) han disparado el precio de las propiedades inmobiliarias. "La alta oferta de viviendas y el criterio especulativo puede provocar que los precios se contraigan de una forma severa. La gran duda es si habrá ciudadanos suficientes con suficientes ingresos como para sacar partido de esta caída de precios", afirman desde Boston Company. De momento, el FMI pronostica que la renta per cápita en China crecerá hasta 5.183 dólares anuales, un 18% más que en 2010.

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