Bolsa, mercados y cotizaciones

Esperando la puntilla

Raimundo Díaz.

Madrid, 19 ene (EFECOM).- Con el telón de fondo de la posible recesión de la economía estadounidense, adornada con los malos resultados de sus bancos, la bolsa española, en la peor semana en cerca de cinco años y medio, ha perdido el 5,55 por ciento.

Una parte sustancial de la caída de este período se explica por el considerable peso de la banca en la bolsa española y el mal trato dado por los inversores a este sector al considerar que pasará el mismo calvario que están atravesando las entidades estadounidenses.

En estos días se conocieron los resultados de Citigroup -su beneficio cayó el 83 por ciento el año pasado tras perder cerca de 10.000 millones de dólares en el último trimestre- y de Merrill Lynch, que perdió 7.777 millones en 2007, afectados por las inversiones fallidas en deuda hipotecaria de alto riesgo.

Pero no sólo la banca padecía por sus resultados, sino porque la recesión en que puede caer la economía estadounidense limitará su capacidad de generación de beneficios y estropeará aún más sus cuentas, con impagos y mayor morosidad. Además, se resentirá la actividad en Latinoamérica, donde las entidades españolas tienen notables inversiones.

La desaceleración de la economía estadounidense o su entrada en recesión influyeron negativamente en la evolución bursátil de esta semana y el martes determinaron que registrara la mayor bajada (3,37 por ciento) desde mediados de agosto y la pérdida del nivel de 14.000 puntos.

En esta sesión la bolsa liquidó todas las ganancias de 2007, el 7,3 por ciento, y constató la realidad de los problemas, pues caía la confianza de los inversores germanos a niveles de 15 años atrás; bajaban las ventas minoristas estadounidenses y el índice de actividad industrial del estado de Nueva York.

En esta faena negra -la bolsa acaba la semana con ocho sesiones consecutivas de pérdidas y una caída acumulada del 10,06 por ciento en el transcurso de enero- hasta los pases toreros para intentar arreglar el deshecho hicieron daño.

Así sucedió con los planes del presidente estadounidense, George Bush, que promete exenciones fiscales por importe de 150.000 millones para impedir la recesión o con las próximas rebajas de tipos que acometerá la Reserva Federal, aunque la inflación creciera en los Estados Unidos al 4,1 por ciento el año pasado, pues los inversores consideran que certifican la pésima situación actual.

Mientras tanto, y como reflejo del miedo, el oro subía a 900 dólares la onza, el petróleo Brent bajaba a 89,23 dólares y el euro se negociaba a 1,46 dólares.

De los valores que integran el principal indicador de la bolsa española, el Ibex-35, compuesto por treinta y cuatro empresas al concluir la semana, veintisiete bajaron y siete subieron.

La mayor caída correspondió a Repsol, que cayó el 9,76 por ciento afectada por el abaratamiento del petróleo y la rebaja de precios de los carburantes en Argentina.

A continuación, y con caídas superiores al 9 por ciento se situaron varias entidades financieras. Bankinter cedió el 9,51 por ciento aunque su beneficio en 2007 creció más del 30 por ciento.

Banco Santander cayó el 9,26 por ciento, perjudicado por algunos informes de firmas de inversión y por los 1.500 millones de dólares que tendrá que destinar su participada Sovereign a compensar inversiones en deuda hipotecaria de alto riesgo, en tanto que Banco Popular cedió el 9,11 por ciento.

Inmobiliaria Colonial encabezó las ganancias con una subida semanal del 18,11 por ciento, animada por la posibilidad de que pueda ser comprada por Gecina.

Por su parte, los nuevos componentes del Ibex, Grifols y Abengoa, avanzaron el 5,42 y el 4,37 por ciento, con lo que enjugaron parte de las pérdidas que registraban desde el comienzo de ejercicio.

La próxima semana, en la que el Ibex partirá de 13.655,40 puntos, el mercado no contará con Wall Street el lunes por la fiesta de Martin Luther King y estará pendiente de los resultados societarios -BBVA y Banco Sabadell-, de los datos de confianza empresarial alemana -IFO-, de los datos del PIB británico y de la decisión que adopte el Banco de Japón sobre los tipos de interés. EFECOM

jg/pvr

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