Bolsa, mercados y cotizaciones

El BCP recupera valor en Bolsa a la espera de un nuevo presidente

Lisboa, 15 ene (EFECOM).- Las acciones del Banco Comercial Portugués (BCP) recuperaron un 0,37 por ciento, hasta los 2,72 euros por título, a la espera de que la Asamblea General de accionistas elija hoy a un nuevo presidente que acabe con una crisis interna de meses.

El mercado dio señales claras de que espera que el presidente que salga de la cita de hoy, con toda probabilidad Carlos Santos Ferreira -ex primer directivo de la estatal Caixa Geral de Depósitos-, acabe con una crisis provocada por la falta de consenso entre accionistas y que abarca ya a los medios políticos del país.

La Asamblea General se reúne hoy en Oporto en una cita de la que saldrá el nuevo líder -y su Consejo de Administración hasta 2010- de la primera entidad financiera privada del país de entre dos listas, la del citado Santos Ferreira y la de Miguel Cadilhe, un antiguo ministro de Finanzas con el conservador Aníbal Cavaco Silva.

El "caso BCP" trasciende ya la mera esfera financiera para convertirse en asunto de disputa política, después de que los analistas del sector hayan advertido de que la crisis por la que atraviesa puede poner en peligro la estabilidad de una entidad que con sólo 20 años de existencia es líder indiscutible en Portugal.

Las acciones del BCP experimentaron hoy una mejoría, aunque en lo que va de año la entidad lusa perdió un 10 por ciento de su valor, una caída en picado iniciada muchos meses antes.

La crisis del BCP tiene su origen en una fracasada opa sobre el Banco Portugués de Investimento (BPI), cuyo accionista de referencia es la española La Caixa, que provocó un enfrentamiento entre su entonces presidente, Paulo Teixeira Pinto, y el del llamado Consejo General de Supervisión, Jorge Jardim Gonçalves.

Teixeira Pinto era partidario de subir la oferta por el BPI, mientras que Jardim Gonçalves, a través del Consejo General de Supervisión -órgano consultivo que reúne a los principales accionistas del banco-, abanderó la retirada de la propuesta.

Jardim Gonçalves, que había favorecido su sucesión en la presidencia por Teixeira Pinto, intentó a partir de entonces retomar parte de la gestión del BCP por medio del Consejo General de Supervisión.

La Asamblea General de accionistas del pasado 27 de agosto escenificó el enfrentamiento entre las dos sectores, acusando un grupo de administradores a Teixeira Pinto de haber acordado el refuerzo de los angoleños de Sonangol en el capital del banco.

Teixeira Pinto renuncia a su cargo pocos días después en lo que es interpretado como una victoria del veterano Jardim Gonçalves, que además impone de forma interina como presidente a Filipe Pinhal.

La entidad se ve envuelta a partir de entonces en una serie episodios que dejan entrever la falta de consenso de sus principales accionistas, como el rechazo -sólo por una parte de la Administración- a una fusión amigable propuesta por la directiva del BPI.

Además, la Comisión del Mercado Mobiliario de Valores (CMVM) lusa comienza una investigación relacionada con la supuesta concesión de créditos por parte del BCP por valor de 700 millones de euros a sociedades "off-shore" para que éstas comprasen acciones en los aumentos de capital de la entidad.

Jardim Gonçalves renuncia en diciembre al Consejo General de Supervisión, casi en la misma fecha en la que el gobernador del Banco de Portugal, Vítor Constancio, advierte que no consentirá candidaturas a la presidencia del BCP de personas que formaron parte de su administración durante la etapa de las sociedades "off-shore".

La prensa y los analistas señalan que la Asamblea General de hoy es un mero trámite para la elección de Santos Ferreira, que contaría con el apoyo de cerca del 50 por ciento de capital, entre otros Eureko (9,6 de las acciones), BPI (8,9%) o Joe Berardo (7%).

La candidatura de Santos Ferreira, nombrado por el Gobierno socialista para presidir la pública CGD, fue contestada en el último momento por la de Cadilhe, ligado al PSD, en la oposición, lo que algunos analistas han interpretado como un intentó de los partidos políticos por controlar la banca lusa, EFE

arm/mdo

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