El debate sobre cómo recapitalizar los bancos inquieta, y el mercado se equivoca al darlo por solucionado pronto, ya que la zona euro afronta graves dificultades como la falta de un único cuerpo institucional para tomar decisiones.
Las bolsas se dispararon en la confianza de que los gobiernos están convencidos de reestructurar la deuda griega y recapitalizar los bancos. El desafío es restaurar la confianza en el sistema subiendo el core capital de las entidades financieras con mayor exposición al riesgo sistémico.
Pero la zona euro afronta graves dificultades para diseñar esa política: falta el dinero público, no hay un único cuerpo institucional para tomar decisiones, los diferentes sistemas bancarios afrontan diferentes requerimientos de capital y, en algunos casos, las protestas sociales constriñen a los gobiernos a la hora de transferir recursos de los contribuyentes a los bancos.
El primer ministro británico David Cameron se hizo famoso aconsejando el uso de un 'gran bazooka' para reducir la incertidumbre del mercado y utilizar el fondo de rescate europeo, que puede financiarse por el BCE o mediante deuda. Sus seguidores afirman que el capital necesario es elevado y el tiempo es corto para que cada país maneje sus propios bancos. Los detractores - todos europeos - saben que el fondo de emergencia no es el sitio adecuado desde el que disparar: sus recursos son limitados y usar el BCE como fuente de financiación no es fácil, salvo reformas que implicarían superar obstáculos legales. No hay más elección que dar a los estados miembros la responsabilidad y el control de la recapitalización de su propio sistema bancario. La alternativa no es cómoda: o tenemos una política eficiente, o buscamos una solución factible para la zona euro.
La cuestión para nosotros los inversores es si las bolsas descuentan esta incómoda elección. La respuesta es que no, o al menos todavía no. Las expectativas son tan altas ahora que el riesgo es que decepcionen. Otra razón más para no correr detrás de los precios.
