Ante los problemas de liquidez del sector la única solución que se plantea es volver a inyectar capital público como se hizo hace tres años.
La sensación en estos momentos es la de vivir una especie de déjà vu. Ante una posible ampliación de la quita griega, la recapitalización parece una vez más la única escapatoria para el sector financiero. Aunque sin un plan sobre la mesa por parte de instituciones y gobiernos europeos, ya son muchas las voces de organismos y mandatarios que se han mostrado partidarias de una nueva reestructuración. El sector ha celebrado el apoyo público con subidas en bolsa, pese a que es una solución por la que ya se optó y que las devuelve a la casilla de salida.
En otoño de 2008 algunos Gobiernos europeos comenzaron a prestar ayuda a la banca, imitando la intervención de EEUU ante la caída de Lehman Brothers. Fue un recurso para atajar la situación que vivían algunas entidades y un punto al que probablemente no pensaban regresar. Sin embargo, tres años más tarde, habrá que comenzar de nuevo la partida contra los problemas de liquidez, de financiación y ?ahora también? de exposición a la deuda soberana que tienen las entidades. Porque así es, ahora los problemas son mayores.
El Banco Central Europeo (BCE) aportó el jueves su grano de arena al anunciar un programa de compra de cédulas hipotecarias además de dos operaciones de refinanciación a más largo plazo. Con ello, el objetivo es aportar liquidez y un pequeño respiro a los bancos. Pero algunas entidades necesitan mayores bombonas de óxigeno y las inyecciones de capital público parecen las únicas que pueden proporcionarles esta medicina.
Aprender del pasado...
La pregunta es si las posibles nuevas intervenciones culminarán en un proceso similar al de hace tres años. ?Será peor que la situación que vivieron los países de la zona euro en 2008-2009?, opina Lorenzo Dávila, jefe del departamento de investigación del Instituto de Estudios Bursátiles (IEB). Dávila, que considera que a día de hoy España no requerirá más reestructuraciones, explica que el resto de la zona euro atravesará una situación más delicada que antes por la exposición a la deuda pública. De hecho, Dávila apunta a que la situación será peor en cuanto a ?una mayor necesidad de capital? que la que tuvo que afrontarse en los últimos meses de 2008 y primeros de 2009. A excepción de los bancos de Reino Unido, que reclamaron ayuda in extremis en la primera fase y esta vez la necesidad no sería tan severa.
En esta ocasión, ha sido el banco franco-belga Dexia el que finalmente destapó la caja de los truenos la semana pasada. Las necesidades de liquidez estallaron dentro de la entidad pese a que fue uno de los bancos intervenidos en la primera ronda de reestructuración que se llevó a cabo en Europa en 2008, con una ayuda pública que rondó los 6.400 millones de euros.
De poco ha servido el rescate de los Gobiernos francés y belga, que, de hecho, aún estaban respaldando a la entidad; cada uno de ellos mantenía una participación del 5,4% en el capital de Dexia desde que acudieron al auxilio por primera vez. Con todo, el banco ha disparado las alarmas en busca de nuevas soluciones. Y rápidas.
Los grandes bancos galos ya estaban advirtiendo de que la crisis griega les está poniendo en la cuerda floja. Société Générale y BNP Paribas, que han sufrido fuertes desplomes en el parqué precisamente por este mismo motivo, anunciaron recientemente sus planes de ajuste ante la presión que ejerce su alta exposición a la deuda soberana helena. Estas entidades pueden convertirse en otras de las fichas a las que la crisis de deuda de la periferia europea devuelva a la casilla de inicio. En su momento, ya significaron un coste para Francia de 4.250 millones de euros en conjunto.
El Gobierno francés fue uno de los que más capital inyectó al sector en 2008 entre los países de la zona euro, sólo por detrás de las cantidades que aportaron Alemania y Holanda. El coste total de recapitalizar a los bancos galos se tradujo en unos 24.000 millones de euros, según un informe que elaboró BNP Paribas. Esta entidad, junto a Crédit Agricole o Société Générale, fueron algunas de las que necesitaron dinero del Estado para incrementar su capital. Otros bastiones del sector en Europa como RBS, Lloyds, Hypo Real State o UBS también se vieron contagiados (veáse gráfico). Tres años después, algunos bancos han devuelto las ayudas prestadas, pero en otros casos los estados mantienen un porcentaje en su capital. Por ejemplo, el Gobierno belga tiene un 10,6% de participación en BNP.
...no garantiza el éxito
Las autoridades son conscientes de la situación que ha reabierto Dexia y de que, por tanto, hay que empezar desde el inicio para salvar la partida. Por su parte, la canciller alemana, Angela Merkel, insistió en una actuación inmediata. Además de confirmar el apoyo de Alemania a una nueva fase de reestructuración en el sector financiero, Merkel precisó que ?el tiempo apremia? y que se debe ?tomar una decisión rápidamente?. También el presidente de la Comisión Europea (CE), Durao Barroso, ha defendido que se realice una ?acción coordinada? entre los países para recapitalizar los bancos. Otros organismos como el Fondo Monetario Internacional (FMI) o la Autoridad Bancaria Europea (ABE) han dado su beneplácito a nuevas intervenciones.
Uno de los miedos ahora es que no se materialicen estas ayudas o al menos que los países no se pongan manos a la obra a tiempo. Soledad Pellón, estratega de mercados de IGMarkets, considera que ahora ?la credibilidad de las autoridades europeas está en juego dada su comprobada incapacidad para tomar soluciones comunes a tiempo y eso es algo que los mercados están obviando por el momento?. Es decir, que los avances en bolsa ante una posible nueva ronda de ayudas no son fiables y aún no hay nada atado para evitar más caídas.
Los nuevos agravantes
La solución parece clara: una nueva recapitalización. El problema también es obvio: la falta de liquidez. Pero también ha habido agravantes que hacen que ahora se esté planteando que los Gobiernos asuman nuevos costes para salvar a la banca. Por un lado, no han ayudado las revisiones a la baja del crecimiento de la economía que se han desatado en los últimos meses. Un ejemplo. El FMI rebajó a finales de septiembre las perspectivas para la zona euro que mantenía en junio, confirmando una ralentización general especialmente de cara a 2012. Se mantiene así que el sector no podrá agarrarse a una recuperación económica.
Por otro lado, la ampliación de la quita griega no ha dejado de cobrar fuerza, lo que impacta directamente contra el sector. ?Los bancos europeos ya admitieron una quita voluntaria del 21%, por lo que es probable que se obligue a aceptar una quita superior (el mercado descuenta el 50%)?, apunta Miguel Ángel Paz, director de la unidad de gestión de Unicorp. El analista comparte que, además, es probable que ?se recapitalice a los bancos con dinero público, procedente quizás del fondo de rescate, para evitar una caída del sector?.
En efecto se plantea que el fondo de rescate, que ahora se estudia ampliar hasta los 2 billones de euros, sea un colchón suficiente para amortiguar también estos rescates a entidades del sector. En cualquier caso, supondrá un coste público que los países europeos asumirán directa o indirectamente (a través del fondo). Pero, ¿qué supondrá inyectar capital a las entidades que lo necesiten? ?Entendemos que el dinero público empleado no asumiría pérdidas porque en la mayoría de los casos entrará en bancos que están cotizando en torno al 50 por ciento del valor en libros, por lo que es muy factible que en corto espacio de tiempo puedan salir de este capital con beneficios?, señalan desde Unicorp.