Siempre positivo, nunca negativo. Ésta es la máxima por la que se han guiado los inversores esta semana. Han valorado muy positivamente la predisposición de los Gobiernos de la zona euro para recapitalizar el sistema financiero y han omitido el hecho de que esa predisposición ha llegado tras la caída de Dexia en manos de los gobiernos belga y francés, así como la falta de concreción del plan para recapitalizarlos (no se sabe ni cuándo, ni cómo, ni cuánto dinero inyectarán en el sistema).
Han celebrado la decisión de Jean-Claude Trichet, a partir de noviembre ex presidente del BCE, de reforzar su barra libre de dinero para prestárselo a los bancos, pero no han tenido en cuenta que esa decisión llegó sin una bajada de los tipos de interés, ya que los mantuvo en el 1,5 por ciento defraudando a muchos. Y también han recibido con alzas en los mercados el buen dato de empleo que se conoció ayer en EEUU: se crearon 103.000 empleos no agrícolas cuando se esperaban 60.000, pero no les importó que la tasa de desempleo se quedara en el 9,1 por ciento. Lo único que no tuvo una contrapartida fue la decisión del Banco de Inglaterra de ampliar su compra de deuda en 75.000 millones de libras.
Todo esto explica que todos los índices bursátiles hayan cerrado la semana con alzas -quizá el balance hubiera sido diferente de haberse conocido antes la rebaja de rating de Fitch a Italia y España, que se publicó con los mercados europeos cerrados-. De hecho, el Ibex 35 ha cerrado su segunda semana consecutiva en verde, algo que no sucedía desde abril, al anotarse en las últimas cinco sesiones una rentabilidad del 2,95 por ciento. Por valores, los más alcistas de la semana han sido Arcelor Mittal y Repsol, con repuntes superiores al 8 por ciento, mientras que los más bajistas han sido Abengoa y Técnicas Reunidas, con caídas superiores al 5 por ciento. Pero incluso en una semana alcista, hay una mala noticia. Y en este caso es que, pese a la subida, el índice español no ha conseguido superar su resistencia de los 8.800 puntos ya que cerró en los 8.798,40 puntos. "Seguimos alternando subidas y bajadas, pero no salimos del lateral en el que estamos inmersos desde mediados de agosto. Para salir del mismo, el Ibex debe superar el 8.800, el Dax alemán debería cerrar la semana por encima del 5.650 y el S&P500 que se ha quedado más retrasado, debería superar al menos el 1.220", afirma Miguel Paz, de Unicorp.
La prima de riesgo baja de 300
Es cierto que lo previsible es que la prima de riesgo española con respecto al bono alemán se reencuentre el lunes con el nivel de los 300 puntos al calor de la rebaja de rating a España de Fitch, pero de momento ha conseguido irse de fin de semana por debajo de ese nivel tan peligroso, algo que no sucedía desde el 1 de septiembre. Las razones fueron dos. Por un lado, esta semana se ha vuelto a especular con la posibilidad de que el BCE estuviera comprando deuda española e italiana, lo que ha permitido a la rentabilidad del bono español a diez años cotizar por debajo del 5 por ciento. Y por otro, el renovado, aunque aún frágil, optimismo de los inversores les ha llevado, además de a comprar bolsa, a vender bonos alemanes, lo que elevó la rentabilidad del bund hasta el nivel del 2 por ciento.
Aunque, la decisión de la rebaja de rating no se dejó sentir en la bolsa europea, por estar ya cerrada, sí se notó en la cotización del euro, que no acaba de quitarse de encima el sambenito de divisa con las mayores papeletas para desaparecer. Así, la moneda única, que llegó a superar ayer los 1,35 dólares retrocedió hasta los 1,343 dólares, tras conocerse los recortes a la deuda transalpina y española de la agencia de calificación crediticia. También se notó en Wall Street, cuyos índices a media sesión cotizaban con pérdidas cercanas al 1 por ciento, aunque habían iniciado la sesión con alzas al calor del buen dato de empleo.
La crisis de la eurozona está, por tanto, aún muy lejos de poner su punto final. Y prueba de ello se ve en que, a pesar del rebote bursátil de la última semana, los inversores siguen atesorando también lingotes de oro en sus carteras. Es decir, siguen cubriendo sus posiciones de riesgo por si vuelven los números rojos a los parqués. De hecho, el metal amarillo ha cerrado su primera semana en positivo tras cinco consecutivas en negativo, al pasar la cotización de la onza de oro de los 1.623 a los 1.640 dólares.