
Bruselas, 4 oct (EFE).- La presidenta brasileña, Dilma Rousseff, aseguró hoy ante los empresarios europeos y brasileños reunidos en Bruselas de forma paralela a la cumbre política celebrada entre la Unión Europea (UE) y Brasil, que el equilibrio macroeconómico y fiscal no es incompatible con el "desarrollo humano".
Rousseff defendió que un "necesario" equilibrio fiscal y las políticas de estabilidad macroeconómicas no son incompatibles con el "desarrollo humano" y la generación de empleo y oportunidades.
La presidenta brasileña hizo esta afirmación durante el discurso que pronunció en la conferencia empresarial UE-Brasil y en presencia de los presidentes del Consejo Europeo, Herman Van Roumpuy, y de la Comisión Europea, José Manuel Durao Barroso.
La mandataria brasileña indicó que los inversores extranjeros encuentran en Brasil un país "renovado y de confianza", una vez superado un periodo de inestabilidad y "políticas equivocadas" que condujeron a un periodo prolongado de desestabilización.
No obstante, aseguró que actualmente Brasil ha emprendido el camino "correcto" para hacer frente a los desafíos de la crisis financiera internacional, y aludió a la inclusión social como un "ingrediente central" de las políticas económicas de su país al incorporar a más de 40 millones de ciudadanos como "consumidores, productores, empresarios".
Rousseff indicó que, gracias a un "marco regulador adecuado", los bancos privados y públicos de su país no resultaron contaminados con activos tóxicos.
"El país, hoy, reúne las condiciones para un largo periodo de expansión", dijo, y subrayó que combina la estabilidad macroeconómica con la promoción de la inclusión social y las políticas de innovación "que añaden valor" a su economía.
Rousseff se refirió a los ricos recursos naturales de su país, "esenciales" para el desarrollo de la industria, así como su "moderna" agricultura, y destacó que Brasil "no va a ser sólo una economía de servicios".
Expresó igualmente su confianza en que la cooperación en materia de energía conforme otra "área estratégica" en las relaciones con la UE, y que la "innovación para el desarrollo" se convierta en un nuevo eje.
Asimismo, puso en valor la producción de biocombustibles por parte de Brasil como método para diversificar las fuentes energéticas, y aseguró también que "crecer y respetar el medioambiente no es incompatible".
Por su parte, Van Rompuy destacó la importancia de un "equilibrio adecuado entre la austeridad y el crecimiento, entre competitividad e inclusión social".
"El lento crecimiento económico no se debe principalmente a la consolidación fiscal, sino a la inflación creciente en todo el mundo, la restricción del crédito y la falta de confianza de los consumidores y los inversores", afirmó.
En ese contexto, tanto la UE como Rousseff insistieron en la necesidad de lograr un enfoque común en la próxima reunión del G20 (los países más ricos y emergentes) que se celebrará en Cannes (Francia) el 3 y 4 de noviembre.
Para Barroso, más que una asociación estratégica, la UE y Brasil mantienen una "complicidad estratégica" dada la cercanía y los valores que comparten en áreas como la cultura o los derechos humanos, y dijo que confía en que ambas partes puedan dinamizar su relación bilateral.
Para ello, destacó la necesidad de rechazar cualquier forma de proteccionismo y reforzar sus esfuerzos para concluir la Ronda de Doha para la liberalización del comercio mundial, y el acuerdo de asociación UE-Mercosur.
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