
El euro ha resistido como un jabato durante 2011. Pese a todas las inclemencias procedentes de la crisis de la deuda soberana, ahí estaba él, en positivo contra el dólar estadounidense. Hasta ayer, jornada en la que un retroceso del 1% le devolvió a los 1,325 dólares -marcó un mínimo diario en los 1,323-, es decir, un cambio inferior a los 1,338 dólares a los que despidió 2010. No es su mínimo anual, porque a comienzos de enero llegó a caer hasta los 1,29 dólares, pero sí le sitúa en terreno negativo contra el billete verde en lo que va de año.
Dos factores figuran tras el bajón del euro en las últimas semanas. El primero, una vieja conocida: la crisis de la deuda soberana en la periferia de la eurozona. Con Grecia cada vez más cerca del precipicio del impago y la sensación de que las autoridades europeas no saben cómo contener los peligros potenciales de esta crisis, el cisne negro de la desintegración del euro cada vez tiene un color más blanquecino. Como expresa gráficamente José Luis Martínez, estratega de Citi en España, "todo va muy lento" en las altas esferas europeas, mientras que "los mercados, por el contrario, van mucho más rápido".
En cuanto al segundo, es más reciente. Consiste en la orfandad en la que ha quedado el euro como consecuencia del cambio de planes del Banco Central Europeo (BCE). Durante la mayor parte del año, la entidad -aún- presidida por Jean-Claude Trichet ha actuado como el principal soporte de la moneda única con su decisión de subir los tipos de interés. Los elevó en abril y también julio, para conducirlos del 1 al 1,5%. Y su intención era continuar aumentándolos... hasta que a comienzos de septiembre dio su brazo a torcer.
Es más, el mercado no descarta que este jueves incluso reduzca los intereses. Este viraje ha resultado clave en el reciente giro bajista del dólar. De hecho, desde los 1,452 dólares a los que llegó a apreciarse finales de agosto, acumula un descenso del 9% contra la moneda norteamericana. Es más, su debilidad se hace extensible a otras divisas. En especial, con respecto al yen japonés. El euro se depreció ayer un 1,3% contra la moneda nipona, hasta los 101,8 yenes, el cambio más bajo de la divisa europea contra la japonesa desde 2001.
El crudo, también a la baja
La debilidad del euro también refleja el retroceso del apetito por el riesgo por parte de los inversores, una realidad que no sólo les aleja de la moneda única, sino también de ciertas materias primas. Es el caso del petróleo, que también acumula una intensa corrección. Ayer, el barril Brent, de referencia en Europa, cayó hasta los 102,1 dólares. Por su parte, del barril WTI, el más seguido en EEUU, descendió hasta los 78,7 dólares, con lo que se encuentra en mínimos del año. Por el contrario, el oro sí actuó en esta ocasión como refugio y formó tándem alcista con el dólar. La onza del metal precioso repuntó un 1,8%, hasta los 1.654 dólares.