La relajación vista en las últimas jornadas en los mercados de deuda pública no bastó para que el Tesoro Público español colocara ayer letras con facilidad. El organismo emisor consiguió su objetivo de financiación, puesto que captó 3.225 millones de euros, cuando se había propuesto lograr entre 2.500 y 3.500 millones, pero lo hizo a cambio de pagar un precio notablemente más alto que el desembolsado en agosto, tal como ocurrió la semana pasada con las letras a 12 y 18 meses. En esta ocasión, la factura se encareció un 25% en un mes.
Las letras a tres meses salieron al mercado con un rendimiento medio del 1,69%, por encima del 1,35% de agosto. En cuanto a los títulos a medio año, la rentabilidad media alcanzó el 2,66%, frente al 2,18% de hace un mes. En ambos casos, se trata del mayor interés desde julio.
La clave del encarecimiento de la emisión radicó en la demanda. Si en agosto las peticiones conjuntas para ambos títulos ascendieron a 13.826,6 millones de euros, ayer se limitaron a 10.380,6 millones.
Compras de bonos periféricos
El incremento del coste de financiación contrastó con el buen comportamiento que acompañó a la deuda española en el mercado en la jornada. Las compras, que propician un descenso de las rentabilidades porque éstas se mueven de forma inversa a los precios, permitieron que el rendimiento de los bonos españoles a 10 años bajara del 5,16 al 5,05%. Este descenso hizo posible que la prima de riesgo española, medida por la diferencia entre la rentabilidad de los bonos españoles y alemanes a 10 años, cayera de los 333 a los 309 puntos básicos -ó 3,09 puntos porcentuales-. Lo mismo ocurrió con la prima de riesgo italiana, que se moderó de los 382 a los 364 puntos básicos. En contraste, el rendimiento de los bunds alemanes repuntó del 1,83 al 1,96%, el mayor aumento desde noviembre de 2010.