Las materias primas querían más. Y más, y más, y mucho más. Normal. Les fue muy bien -es decir, subieron mucho- con las dos rondas de estímulo cuantitativo (QE1 y QE2) que envió la Reserva Federal (Fed) desde finales de 2008 hasta mediados de 2011. Por eso los inversores anhelaban un tercer capítulo (QE3) que les proporcionara dinero fresco para prolongar la carrera alcista de las commodities.
Pero no. En esta ocasión la entidad presidida por Ben Bernanke no colmó sus deseos. Y la decepción cundió, acompañada de la añoranza de los estímulos cuantitativos. Como recuerda Mads Koefoed, estratega macroeconómico de Saxo Bank, "[el QE2] alimentó un enorme rally en las materias primas". "Puede ser que una buena parte del mercado esperara precisamente lo impensable", admite José Luis Martínez, estratega de Citi en España, con respecto a la respuesta de los inversores a las medidas adoptadas el miércoles por la Fed.
Tampoco les sentó bien, sobre todo a las materias primas energéticas, el diagnóstico de Bernanke acerca de la situación económica. Su confesión de que "hay significativas presiones bajistas sobre las perspectivas de crecimiento, incluyendo las restricciones en los mercados financieros globales", dibujaron un escenario pesimista que no concuerda con los precios vigentes con anterioridad en muchos recursos básicos.
En mínimos de un mes
El caso es que las materias primas corrigieron en toda regla. Lo hizo, con especial intensidad, el petróleo. El barril Brent, de referencia en Europa, descendió un 4,6%, hasta los 105,2 dólares. Por su parte, el estadounidense WTI sufrió su mayor caída desde mayo, del 6,8%, y descendió hasta los 80,6 dólares, aunque llegó a situarse provisionalmente por debajo de los 80 dólares. En ambos casos, sus retrocesos les situaron en los niveles más bajos desde comienzos de agosto.
Ayer, precisamente, los expertos de Goldman Sachs recortaron sus previsiones con respecto a los precios del crudo a tres meses vista en un 15,2%. Si antes pronosticaba que el WTI se situaría en los 115 dólares, ahora considera que se encontrará en los 97,5.
Refugio... especulativo
El oro tampoco se salvó de la quema en esta ocasión. La onza del metal precioso cayó un 2,7%, hasta los 1.735 dólares, con lo que regresó a los precios de hace un mes. La caída del oro refrendó que en los últimos tiempos el metal precioso no sólo ha subido porque se trata de un activo refugio, que es su característica más destacada, sino también por otros motivos más puramente especulativos. "Toda la exuberancia está siendo depurada en los mercados", reconoció Stephen Schork, de Schork Group, en declaraciones a Bloomberg.