Los mercados lanzaron ayer su propio mensaje a las medidas que anunció la Reserva Federal -el banco central estadounidense- el miércoles. Aunque sin voto entre los mandatarios, los inversores hicieron escuchar su voz. Las bolsas de todo el mundo vivieron una de esas jornadas en las que los principales índices amenazaban con caer a mínimos del año. Los europeos sufrieron incluso una de sus caídas más pronunciadas en 2011, después de unos datos macroeconómicos que no ayudaron. Así se plasmó la primera advertencia de los inversores.
La segunda, fue a través del petróleo; pues el precio del crudo sufrió un gran resbalón. Por su parte, la divisa norteamericana también se pronunció con fuertes apreciaciones frente al resto de monedas, ante la falta de un QE3 que ponga más dólares en circulación.
Wall Street dejó claro el día anterior que no estaba dispuesto a bailar con la denominada Operación Twist. La mayoría de expertos catalogó la decisión como insuficiente; se necesitan medidas adicionales para sanar la situación. La particular forma que tuvo la Fed de "presionar a la baja los intereses de la deuda a largo plazo" no es el estímulo que tanto reclamaban los mercados.
Pero fue el mensaje que transmitió posteriormente Ben Bernanke, el presidente de la institución estadounidense, lo que hizo saltar las alarmas de la encrucijada en la que se encuentra la principal potencia económica. Bernanke alertó de un "crecimiento bajo" y los problemas que mencionó corrobararon algunos de los miedos presentes en los mercados.
Si con todo esto Europa tuvo problemas para dormir, el despertar no fue mejor. Entre los pocos datos macroeconómicos que se conocieron no hubo sitio para alegrías. Tanto el adelantado del PMI manufacturero como el de gerentes de compra del sector servicios, dos termómetros de la actividad empresarial, arrojaron más preocupación. El primero retrocedió por debajo de lo previsto, hasta los 48,4 puntos, desde los 49 puntos del mes anterior. Y el segundo también cedió la barrera de los 50 puntos, al caer a los 49,1 -fue la primera vez que sucedía esto desde agosto de 2009-. Estos termómetros reflejan un importante enfriamiento en el continente europeo, que no permite olvidar la palabra recesión.
EEUU amaneció igual. Las solicitudes de subsidios por desempleo de la última semana volvieron a ser peores de lo esperado y esta vez bajaron hasta 423.000.
Por su parte, las economías emergentes también mostraron que no son ajenas a la desacelaración global. El dato adelantado de PMI de China de gerentes de compra del sector manufactuero se contrajo hasta los 49,4 puntos, desde los 49,9. Auguró una cifra de septiembre nada alentadora y que vuelve a incluir en el saco a países emergentes.
Cerca del precipicio
A las importantes caídas con las que cerraron los indicadores de EEUU y las bolsas asiáticas por la decisión de la Fed se unieron así ayer las de las grandes plazas europeas. Los bajistas cogieron el timón nada más comenzar la sesión y, en esta ocasión, el mayor peligro para los índices del Viejo Continente estaba muy claro: ceder hasta los mínimos de la semana pasada, es decir, hasta los niveles más bajos del año.
Estuvo a punto de suceder. De hecho, hubo alguna plaza que no pudo evitar cerrar con un desplome que la llevó hasta sus mínimos. El Cac francés se enfrentó a su tercera mayor caída en el año -cedió un 5,25%- y se precipitó hasta su nivel más bajo desde marzo de 2009, los 2.781 puntos.
Por encima de estas zonas de peligro quedaron el selectivo español, alemán, británico e italiano. Pero a todo ellos regresó el fantasma de los fuertes descensos sufridos en el fatídico agosto. El Ibex 35 acumuló una de las mayores pérdidas diarias del año, un 4,62%, que lo dejó a sólo un 2,5% del mínimo anual.
Para el resto de grandes indicadores europeos, que vió el precipicio más cerca, la jornada de ayer quedó bien marcada como una de las peores en lo que va de ejercicio. Fue la más abrupta, de hecho, para el índice británico, el FTSE 100, que finalmente retrodeció un 4,67%, más incluso que los negros días de agosto.
Por tanto, el peligro persiste y ahora está aún más cerca. "La visita a los mínimos anuales bursátiles del 13 de septiembre parece el camino más probable", sentencia Daniel Pingarrón, estratega de mercados de IG Markets.
A qué agarrarse
No obstante, aún quedan esperanzas para que el capital regrese a los activos de riesgo. Pingarrón considera que el anuncio de las medidas que tomará la Fed, "más allá de una decepción aislada, supone la pérdida de uno de los dos potenciales catalizadores con los que contaban los mercados para invertir la tendencia en la que están inmersos desde finales de julio".