En las horas previas a que saliera Bernanke a anunciar los planes de la Reserva Federal, la calma fue tensa, pero los mercados no anduvieron faltos de entretenimiento. Para empezar, la apertura fue ya bajista, dejándose Wall Street arrastrar por el pesimismo de las bolsas europeas.
Después, a eso de las 19:00, llegaba el segundo round de las agencias de calificación crediticia: tras la rebaja del rating de Italia a cargo de Standard & Poor's (que ayer repitió al recortar la nota de siete entidades bancarias transalpinas), la siguiente en sacar las tijeras de podar fue Moody's, al recortar los rating a largo plazo de dos los principales estardartes de la gran banca norteamericana, Bank of America (BoA) y Wells Fargo. La agencia argumentó su decisión de rebajar las notas de BoA y Wells Fargo en el hecho de que el Gobierno de EEUU "tiene más probabilidades ahora que durante la crisis financiera de permitir que un banco grande caiga de haberse convertido en un problema financiero, para que los riesgos de contagio no sean tan acusados".
Después, a las 20:15 y cumpliendo con uno de los posibles guiones que manejaban los analistas y los mercados, la Reserva Federal anunció su intención de poner en funcionamiento la Operación Twist, es decir, el canje de bonos de corta duración por otros de duración más larga.
La reacción en el parqué americano se hizo de rogar en los primeros momentos, en los que se reflejó con intensidad y alta volatilidad (el VIX, que mide la percepción de riesgo en EEUU, se disparó un 7% hasta los 35 puntos) el pulso entre alcistas y bajistas tanto en el Dow Jones como en el S&P 500. Éste se resolvió a favor de los segundos, de tal manera que ambos indicadores empezaron a profundizar en sus caídas: el primer indicador retrocedía un 1,20% menos de una hora después del anuncio de la Fed, y el segundo, un 1,3%. Sin embargo, el indicador que más acusó el golpe fue el Nasdaq, que empezó a caer tras haber subido un 0,6%.
