Si se canjearan en los precios actuales, la mayor pérdida sería para Santander, FCC y Popular. Ni siquiera el cobro de intereses amortigua la pérdida de valor de los títulos en el parqué.
Los inversores con bonos convertibles de compañías españolas se deben estar llevando las manos a la cabeza. Y no es para menos. La naturaleza de estos títulos lleva intrínsecos multitud de riesgos y, aunque en los últimos días hemos asistido a algunos rebotes en el parqué, los precios han caído prácticamente a la mitad respecto a cuando se lanzaron estos productos.
Éste es uno de los principales inconvenientes que llevan asociados los convertibles. Pero, ¿por qué el bonista está tan pendiente de la cotización en bolsa? Porque el precio al que la empresa le canjeará los bonos por acciones normalmente suele estar prefijado. Es decir, que si en el momento de la conversión el valor cotiza a un precio más bajo que el fijado para el cambio, el bonista es el perjudicado, ya que con la misma cantidad que invirtió podría comprar más títulos en el mercado. También puede suceder a la inversa, entonces se estaríacomprando acciones más baratas.
Tic, tac, tic, tac
Aún falta tiempo para que venzan las convertibles que hay en estos momentos en mercado. Pero si el inversor recibiera el canje ahora debería hacer cuentas. Los que compraron estos activos emitidos por el Santander deberían ser los más preocupados. La entidad financiera ha caído un 63 por ciento respecto al precio que fijaron en octubre de 2007 para realizar la conversión, 16,04 euros, pues el viernes cerró en 5,93 euros.
Los tenedores de bonos necesariamente convertibles de otras entidades del sector también recibirían, a día de hoy, la acciones con un precio más caro o, lo que es lo mismo, tendrán derecho a menos títulos. Aquel que invirtió 1.000 euros en convertibles de Sabadell recibirá unos 200 títulos de la entidad ?el precio de conversión es de 4,938 euros? en julio de 2013. Pero si el inversor acudiera ahora con esa cantidad al mercado podría comprar unas 384 acciones del banco, pues la cotización se sitúo el viernes en 2,6 euros.
La misma historia tienen otras compañías. Bankinter recurrió a este producto en julio del año pasado y la entidad cede ya un 38 por ciento respecto a uno de los precios prefijados para el canje (6,28 euros) y un 22 por ciento respecto al otro (5,03 euros). En su caso la emisión se dividió en dos, ya que una parte fue sólo destinada a los titulares de participaciones preferentes.
CaixaBank es la última que ha lanzado convertibles. El holding de participadas de La Caixa emitió sus bonos antes de su estreno en el parqué, el 1 de julio, tras la transformación de Criteria en el actual banco. En aquel instante, hace sólo tres meses, la emisión no sólo tenía una atractiva rentabilidad, sino que el precio de conversión también resultaba interesante para el inversor. Finalmente se fijó en 5,253 euros, el 105 por ciento del precio que rondó el título en bolsa los diez días antes del desembolso, por lo que la acción rondaba ese precio en aquel momento. Y las casas de análisis estimaban potencial alcista en el título, el consenso de mercado situaba su precio objetivo entonces en 5,6 euros. Ahora, esta valoración ha caído a 4,88 euros y CaixaBank cerró el viernes a 3,24 euros. Así, las acciones han perdido un 38 por ciento de su valor respecto al precio al que se prefijaron en la colocación de bonos convertibles.
Tampoco uno de los pioneros en este campo corre mejor suerte en el parqué. Popular lanzó en septiembre de 2009 una emisión en la que vendió bonos canjeables en acciones. La conversión será en 2013 a un precio de 7,13 euros. La entidad es consciente de las pérdidas que estarían soportando los bonistas y por ello en noviembre de 2010 optó por una nueva emisión, esta vez muy distinta. Además de elevar la rentabilidad, también modificó cómo se hará la conversión. El precio del canje está totalmente abierto y estará en línea con el precio de mercado al vencimiento, pues será la media de los cincos días previos.
La banca, el gran emisor
El sector bancario es uno de los que más se ha apuntado a esta nueva fórmula de encontrar financiación. La emisión de bonos convertibles permite a una entidad, una vez que se canjean por acciones, elevar su capital, y tal como están ahora las exigencias al sector en los ratios de capital es una inyección más que importante. Éste es precisamente el motivo principal al que aludió BBVA, que también había colocado este producto, para anunciar el pasado junio una ampliación de capital con el fin de adelantar el canje de sus convertibles. Los bonistas se convirtieron obligatoriamente en accionistas.
No obstante, otras compañías también han acudido al mercado para colocar convertibles. Un caso particular, que fue toda una revolución en su sector, fue el de FCC. La constructora únicamente dirigió la venta de estos activos a inversores institucionales. Fue en octubre de 2009 y aquellos que compraron lo hicieron con la esperanza de que el título no se alejase en exceso en 2014 de los 39,28 euros fijados para la conversión. Ahora las acciones valen la mitad en bolsa (17,26 euros).