La situación no ha cambiado, aunque nuevamente el Banco Central Europeo (BCE) evitó males mayores. Ayer fue un posible respaldo del BCE el que salvó de otra quema a la deuda de la periferia europea. La nuevas compras de deuda pública por parte de la institución fueron las que calmaron, especialmente, las ventas de títulos del Gobierno italiano, que ayer se enfrentó, además, a un interés históricamente alto en la subasta de bonos a cinco años.
Se avistaba otro día negro para la deuda de los países periféricos y una vez más Italia se perfilaba como uno de los principales protagonistas en el mercado de deuda. Ni siquiera el hecho de que el Tesoro italiano confirmara que ha mantenido reuniones con el fondo soberano China Investment Corporation (CIC) para captar inversiones fue suficiente para animar a los inversores y frenar las ventas de deuda en el mercado secundario.
Lo que pudo haber sido...
La mañana arrancó con las primas de riesgo de Italia y España en niveles que superaron los alcanzandos a principios de agosto, antes de que el BCE confirmara su decisión de intervenir activamente en los mercados de deuda. El diferencial de los bonos italianos a 10 años con sus homólogos alemanes se disparó por cuarta jornada consecutiva y en esta ocasión se situó por encima de los 400 puntos básicos. Detrás de esta diferencia estuvo un repunte de la rentabilidad de la deuda italiana a una década, que superó el 5,7%, y no un asilo en los bonos germanos, cuyo rendimiento subió ligeramente.
Los resultados de la subasta de bonos a cinco años del Tesoro italiano tampoco colaboraron para virar esta situación. El fuerte encarecimiento en la colocación del lunes de bonos a un año y de letras a tres meses ya auguraba más complicaciones. Y así fue. El organismo finalmente tuvo que pagar el interés más alto por una colocación de este tipo desde la creación de la moneda única. En la subasta de ayer, el coste de los títulos a cinco años se elevó hasta el 5,6%, desde el 4,93% de la última colocación, en julio.
La emisión estuvo respaldada, aunque en menor medida que la cita anterior con los mercados para colocar deuda a cinco año. El Tesoro italiano captó 3.865 millones de euros, dentro de su objetivo situado entre los 3.000-4.000 millones. Sin embargo, la demanda superó 1,28 veces la oferta, mientras que este ratio de cobertura llegó a las 1,93 veces en la subasta de julio.
La tensión se respiró también en la prima de riesgo española. El interés adicional exigido en el mercado a los bonos españoles a una década respecto a los mismo activos alemanes llegó a alcanzar los 373 puntos. Y es que los inversores reclamaron hasta un 5,4% a la deuda con este vencimiento del Gobierno español.
...Y no fue
Hasta las 12 horas. En ese instante, las ventas de deuda periférica se frenaron y, con ello, las rentabilidades exigidas bajaron bruscamente -el rendimiento cae cuando los precios de estos activos suben-. Tal fue la relajación que, finalmente, el diferencial de los bonos italianos a 10 años con sus homólogos alemanes sólo se elevó hasta los 392 puntos básicos -nueve puntos respecto a la sesión previa-. Por su parte, la prima de riesgo española se mantuvo más o menos en la zona en la que cerró el día anterior; el diferencial apenas subió un punto, hasta los 359. Así, aunque durante la sesión sonaron todas las alarmas ante los niveles peligrosos de agosto, los ánimos se calmaron tras conocerse la compra de deuda por parte del BCE.
Esta relativa relajación también se percibió en los seguros con los que los inversores se protegen en caso de impago. Con el cierre del CDS (por sus siglas en inglés) italiano apenas se pudo ver un cambio de dos puntos al alza respecto a la jornada anterior. Una cifra que quedó lejos de los 519 puntos básicos que tocó durante la sesión.
Todo un calco fue la variación que sufrió el CDS de España. El escudo con el que se protegen los inversores por un posible impago rozó su máximo histórico en los 441 puntos básicos, para después quedarse en 401 puntos.
Esto es lo que ocurrió con la deuda de los dos países de la periferia europea que ahora despiertan más preocupaciones. Pero el mayor enfermo de la crisis periférica sigue sin mostrar signos de mejora. El CDS griego, el más caro del mundo, volvió a revalidar su propio récord, al situarse en los 4.074 puntos básicos. Es decir, que en una sola jornada sumó 456 puntos o, lo que es lo mismo, se encareció más de un 12%.