BELÉN, Cisjordania (Reuters) - Los peregrinos se acumulaban el lunes en Belén para una misa cristiana promovida por el presidente palestino, Mahmud Abas, y las potencias occidentales como una oportunidad de destacar los beneficios de un posible proceso de paz.
Las fuerzas de seguridad palestinas, muchas con rifles recibidos recientemente, vigilaban las calles en unas cifras no vistas desde hace años.
En una conferencia patrocinada por Estados Unidos en noviembre, Abas y el primer ministro israelí, Ehud Olmert, abrieron una negociación con el objetivo de alcanzar un acuerdo para finales de 2008 de cara a la creación de un Estado palestino.
Israel permitió a decenas de cristianos de Gaza viajar a la ciudad para poder participar en las fiestas.
Belén resultó especialmente afectada por la caída del turismo en los primeros años de la segunda Intifada, que comenzó en 2000.
Israel defiende la barrera - que en algunas zonas es alambrada y en otras un muro de cemento - como el modo de evitar la entrada de suicidas.
"Estamos más satisfechos. La situación económica está mejorando un poquito", dijo Jaled Msalam, de 42 años y propietario de una tienda en Belén. "Aún así, la gente tiene problemas económicos y no puede permitirse muchos productos".
Pero los dirigentes locales mantienen la cautela, ya que las cifras aún están en un 60-70 por ciento de los niveles previos a la Intifada, y muchos gobiernos occidentales advierten en contra de cualquier viaje que no sea esencial.