Bolsa, mercados y cotizaciones

El BCE inicia el viaje para rebajar los tipos en el último trimestre de 2011

De nuevo la sombra de 2008 como trasfondo. Como hace tres años, el Banco Central Europeo (BCE) escenificó en su reunión de septiembre un nuevo golpe de timón en su estrategia. Atrás quedan las subidas de los tipos de interés acometidas en abril y julio de este año, cada vez más sospechosas de haber sido demasiado prematuras, y en el futuro se adivinan unos recortes en el precio del dinero que pueden ser incluso inmediatos. Semejante viraje responde a tres síntomas muy claros, que no fueron ocultados por Trichet: más riesgos sobre el crecimiento, menores presiones inflacionistas y crecientes tensiones en los mercados de financiación.

Como aperitivo de lo que puede venir, el BCE mantuvo los tipos en el 1,5 por ciento en el que se encuentran desde hace dos meses. "No podía pasar de subir los tipos en julio y defender que las presiones inflacionistas eran alcistas a bajar los tipos en septiembre", argumenta José Carlos Díez, economista jefe de Intermoney. En este sentido, conviene no olvidar que el mercado descontaba, hasta hace dos meses, un incremento de los intereses en la reunión, con lo que el mantenimiento del precio del dinero ya resulta revelador.

Pero es que no le quedaba otra. Sobre todo, con las nuevas previsiones que anunció. En junio, el BCE pensaba que la economía crecería este año entre el 1,5 y el 2,3 por ciento y entre un 0,6 y un 2,8 por ciento en 2012. Ahora cree que el crecimiento oscilará en 2011 entre el 1,4 y el 1,8 por ciento y el próximo ejercicio entre el 0,4 y el 2,2 por ciento. Consecuentemente, Trichet precisó que los riesgos bajistas sobre la economía se han "intensificado".

En paralelo, también revisó sus pronósticos sobre los precios. Para este año mantiene que la inflación se moverá entre el 2,5 y el 2,7 por ciento, mientras que para 2012 considera que se moverá entre el 1,2 y el 2,2 por ciento, frente al 1,1 y el 2,3 por ciento de junio. Con estas cifras, la entidad retiró el mensaje de que la inflación está sometida a "riesgos alcistas", como venía sosteniendo hasta ahora para justificar las subidas de los intereses, y pasó a considerar que "los riesgos están ampliamente equilibrados".

Adicionalmente, Trichet reconoció que, aunque la política monetaria sigue siendo "acomodativa" y la liquidez, "amplia", matizó que "algunas condiciones de financiación se han endurecido". Esta referencia, que recoge las renovadas y crecientes presiones que está encontrando la banca para financiarse en los mercados, le llevó a prescindir de otro mensaje habitual en los últimos tiempos, consistente en avisar de que "el ajuste de las acomodativas condiciones monetarias estaba garantizado".

Muy cerca

Combinados, estos argumentos suponen un evidente punto de giro. "Claramente, el comunicado es consistente con una gradual preparación hacia un posible recorte de los tipos en este entorno", admite Julian Callow, de Barclays Capital.

La cuestión es, ¿cuándo podría culminar ese viaje en una rebaja efectiva del precio del dinero? Pues tan pronto como antes de que acabe 2011. "Podría reducir los tipos antes de final del ejercicio. Esperar a que se materialicen los problemas retrasaría efectividad a la medida, por mucho que ésta se encuentre en entredicho ya que los mecanismos de transmisión de la política monetaria siguen sin funcionar por completo", explica Pablo Guijarro, consultor de AFI. "El deterioro va muy rápido. Hay mucha tensión en el mercado y los bancos tienen problemas crecientes. En este contexto, podría bajar los tipos en octubre", pronostica José Carlos Díez. "Hay un alto riesgo de que la eurozona pueda volver a la recesión. Si eso ocurre, el BCE debería considerar una rebaja de los tipos por debajo del 1 por ciento", advierte Lloyd Burton, economista del Ernst & Young Eurozone Forecast.

Para Stewart Robertson, economista senior de Aviva Investors, junto a la situación económica y financiera conviene recordar la influencia que puede tener el cercano cambio en la presidencia del BCE, ya que Mario Draghi sustituirá a Trichet en noviembre. "El futuro relevo en la presidencia daría una excusa para un cambio en los tipos, pero también podría dificultarlo porque su sucesor puede no querer dar la impresión de que un italiano al frente del BCE será blando con la inflación", matiza.

'Bronca' histórica a Alemania

Antes de concretar la sucesión, Trichet se mostró más mediterráneo y menos germano que de costumbre. Preguntado por las críticas que está recibiendo desde Alemania por el programa de compras de deuda pública periférica, el banquero galo estalló. Harto de los ataques, defendió con vehemencia la "independencia" de la entidad y la "impecable" gestión que ha llevado a cabo para garantizar la estabilidad de los precios. Y aún lanzó dos recados más como muestra de su enfado. "Si nos hemos embarcado en el programa de compra de bonos por razones de política monetaria se debe a que los gobiernos no se han comportado correctamente", sentenció por un lado. Y por otro, recordó que "las tres principales economías de la región" incumplieron el Pacto de Estabilidad y Crecimiento en 2004 y 2005, un mensaje lanzado, sobre todo, para refrescar la memoria de Alemania.

A su vez, valoró las reformas que está haciendo España, que en su opinión reforzarán la confianza de los inversores, y calificó como "decisivo" que Italia cumpla sus compromisos de ajuste fiscal.

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