El banco central suizo establece un suelo de 1,20 francos por euro para frenar la subida de su moneda, que gracias a su naturaleza de activo refugio había marcado máximos contra el euro en las últimas semanas.
Suiza no siempre es neutral. Hay terrenos en los que no duda en plantar batalla. Como el de las divisas, un mercado en el que ya ha atacado en varias ocasiones durante la crisis. Pero jamás con la contundencia de ayer. A las diez de la mañana, el Banco Nacional de Suiza (SNB, en sus siglas en inglés) anunció que, "con efectos inmediatos, no tolerará que el franco se cambie a menos de 1,20 unidades por euro", un cruce que defenderá con "la mayor determinación", para lo que la institución "está preparada para comprar divisa extranjera en cantidades ilimitadas".
La expresión "efectos inmediatos" no fue una licencia literaria. Venía cargada de munición, y en los minutos posteriores el franco suizo pasó a depreciarse cerca de un 10 por ciento contra prácticamente todas las divisas del mundo. Era el trecho que tenía que atravesar el euro para pasar de los 1,12 francos en los que se encontraba hasta los 1,20 francos establecidos como referencia por la entidad helvética -la moneda única llegó a subir hasta los 1,215 francos-. Al final, el franco registró descensos comprendidos entre el 8 y el 11 por ciento contra las principales divisas del mundo. Estas caídas, además de no tener precedentes, arrojaron otra consecuencia: reactivaron la guerra de las divisas. Es decir, el conflicto desatado mediante el que distintos países, principalmente emergentes, como China, Brasil o Corea del Sur, y otros desarrollados, como Japón o Suiza, intervienen para frenar la escalada de sus monedas y evitar así el impacto contractivo que esas apreciaciones ejercen sobre sus exportaciones.
Miedo a la deflación
Porque la decisión del SNB es una muestra de hartazgo. Cansada de la fortaleza del franco, que en las últimas semanas había marcado máximos históricos contra el euro y el dólar por su condición de activo refugio, pasó a la acción de forma autónoma para frenar la escalada de su moneda. "La masiva sobrevaloración actual del franco suizo supone una grave amenaza para la economía helvética y conlleva el riesgo de un escenario deflacionista -caída general de los precios-", aseguró la entidad en su comunicado oficial. Horas después, su presidente, Philipp Hildebrand, refrendó que "una masiva sobrevaloración conlleva riesgos recesivos y deflacionistas".
Los últimos datos avalan que estos temores no son infundados. En el segundo trimestre, la economía creció a una tasa interanual del 2,3 por ciento, la más reducida desde 2009. Y en cuanto a los precios, en agosto retrocedieron por tercer mes consecutivo. Lo hicieron a una tasa intermensual del 0,3 por ciento, que conducen a una tasa interanual del 0,2 por ciento, la más baja desde noviembre. Con estos datos, el SNB decidió pasar a la acción e incluso anticipó que puede haber más: "Si las perspectivas económicas y los riesgos deflacionistas lo requieren, el Banco Nacional de Suiza tomará más medidas".
Para Kathy Lien, responsable de divisas de FX360.com y GFT, no conviene menospreciar la capacidad del SNB. "Dada la seriedad y la agresividad con la que ha adoptado la decisión, hay una posibilidad razonable de que su medida funcione durante unos meses", valora, aunque matiza que "será una batalla difícil porque en la medida en que continúen los problemas de la deuda soberana en Europa, los inversores todavía estarán tentados de aparcar su dinero en francos suizos". "Esta medida puede marcar el comienzo de un nuevo régimen para el franco Suizo. Hay varias razones que hacen la medida creíble: la economía suiza está mostrando claras señales de fatiga y ha aumentado el riesgo de deflación. Los partidos políticos de todos los signos, sindicatos y empresarios han expresado su descontento con un franco fuerte y la nueva configuración de política monetaria del SNB está muy en línea con el estado actual de la economía", juzga Yves Longchamp, economista del banco privado suizo Pictet.
El euro, bajo los 1,40 dólares
Más allá del franco, el euro también reivindicó su cuota de protagonismo. La interminable crisis soberana provocó que llegara a caer ayer hasta los 1,397 dólares, con lo que se situó por debajo de la cota de los 1,40 por vez primera desde julio.