En la última semana se ha cuestionado la capacidad de Bank of America para sobrevivir por sí misma. Primero saltaron rumores sobre una posible adquisición por parte de la firma J.P.Morgan y luego fue el gurú Warren Baffett quien salió al auxilio de la entidad con la compra de acciones por valor de 5.000 millones de dólaers. No faltan argumentos para las dudas sobre la firma: los bancos de inversión ya no creen que sea capaz de registrar ganancias este año y no dejan de revisar a la baja sus previsiones. Y, aunque por el momento se prevé que sí sea capaz de afrontar el dividendo anunciado con cargo a 2011, el consenso de analistas ha recortado sus estimaciones para los pagos del próximo año.
La crisis obligó a Bank of America a recortar su retribución en 2009. La entidad pasó a pagar sólo 0,04 dólares por acción, frente a los 2,24 dólares que repartió con cargo a 2008. El banco ha mantenido ese centavo trimestral desde entonces -el próximo pago será el 23 de septiembre, con una rentabilidad del 0,14 por ciento-, pero hace sólo un par de meses que los expertos esperaban más de cara al próximo ejercicio. Las estimaciones del consenso a finales de junio calculaban un importe de 0,20 dólares por título. Sin embargo, ahora se prevé que Bank of America no pueda distribuir más de 0,06 dólares entre sus accionistas.
Detrás de estos recortes se esconde un deterioro en las ganancias, que también va más allá de 2011. Para este año se esperan pérdidas de 2.300 millones dólares, mientras que a finales de junio se estimaba un beneficio de 10.960 millones. Al mismo tiempo, las previsiones para 2012 han caído un 10 por ciento en los últimos dos meses.