El Tesoro Público, el brazo del Ministerio de Economía encargado de emitir la deuda pública española, despide hoy el mes más tenso con el que ha tenido que lidiar desde la incorporación de España a la Europa del euro. Dirá adiós a su actividad en julio con una subasta de letras a tres y seis meses, los activos a más corto plazo de cuantos saca al mercado.
Las tensiones de la crisis periférica, que llegaron a situar la prima de riesgo española (medida por la diferencia entre el rendimiento de los bonos españoles y alemanes a 10 años) en los 375 puntos básicos (ó 3,75 puntos porcentuales), han complicado sobremanera de la labor del organismo emisor. Sobre todo, en las emisiones de la semana pasada: por las letras a 12 y 18 meses que colocó el 19 de julio desembolsó el interés más alto desde 2008, mientras que por las obligaciones a 10 y 15 años pagó la rentabilidad más alta desde 1997, es decir, desde antes del nacimiento oficial del euro.
Con estos precedentes, y pese a la distensión de la semana pasada, el Tesoro tendrá difícil que la factura de las letras a tres y seis meses no se encarezca con respecto a la subasta de junio. Hace un mes, los títulos a un trimestre se adjudicaron con una rentabilidad media del 1,568 por ciento, mientras que las letras a seis meses salieron al mercado con un rendimiento medio del 1,776 por ciento.
Ahora, en el mercado secundario, las primeras cotizan con una rentabilidad del 1,62 por ciento y las segundas con un rendimiento del 1,82 por ciento, lo que supone que, de mantener el Tesoro estos precios supondría un encarecimiento del 3,84 por ciento en el caso de los títulos a tres meses y del 2,82 por ciento para la deuda a sesis meses.