MADRID (Reuters) - Partidos políticos, sindicatos, organizaciones económicas y sociales y miles de ciudadanos se concentraron el martes en la madrileña Puerta de Alcalá para condenar el último atentado atribuido a ETA, que se saldó este fin de semana con un guardia civil muerto y otro en estado de coma.
"A los terroristas sólo se les puede derrotar con la unidad de los demócratas y la fuerza del Estado de Derecho", dijo una ciudadana anónima que leyó el manifiesto acordado el pasado sábado entre las principales fuerzas políticas y agentes sociales en el Congreso de los Diputados.
Pese al llamamiento a la unidad, hubo algunos altercados y gritos de apoyo y rechazo al presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, que no acudió a la convocatoria pero que por la mañana había visitado en el hospital de Bayona al agente Fernando Trapero, en estado de coma tras ser acribillado por tres presuntos miembros de ETA junto a su compañero Raúl Centeno, fallecido.
Tras los dos minutos de silencio en medio de banderas de España, se escucharon gritos de "Zapatero no estás solo" o "Viva Zapatero", que fueron contestados con otros de "Zapatero dimisión".
"He venido a defender la política de la derrota de ETA: que no se va a volver a negociar nunca más", dijo el máximo dirigente de los populares.