CARACAS (Reuters) - Aunque Hugo Chávez abandonó las Fuerzas Armadas hace más de 15 años, el presidente venezolano afirma que nunca ha dejado de ser un soldado. Y como soldado, reconoce haber perdido una batalla, pero no la guerra.
"Para mí, esto (...) no es ninguna derrota. Para mí, este es otro 'por ahora'", dijo el corpulento mandatario, quien otra vez apeló a la célebre frase con la que se dirigió al país para asumir el fracaso de su fallido golpe de Estado en 1992.
Desde entonces, el mandatario libra una constante guerra en las urnas y la victoria parecía ser su más fiel aliada, hasta que el lunes tuvo que aceptar su primer revés electoral.
Pese a su alta popularidad y tan sólo 12 meses después de ser reelegido por amplia mayoría, el "Comandante" no logró convencer al país de las bondades del proyecto de reforma, que consideraba indispensable para profundizar y acelerar su "revolución socialista" en el país petrolero.
TODO AMOR
Implacable con sus enemigos, la retórica belicista y el discurso agresivo están reservados para los "enemigos", especialmente para el "imperio estadounidense" y la "oligarquía venezolana", a los que acusa de planear su asesinato e incluso de arrebatarle uno de sus sueños.
"Más que amor, frenesí", suele cantarles durante sus maratónicas alocuciones, en la que sus seguidores visten el característico rojo que ha popularizado el propio mandatario.
Su historia de hombre humilde que acabó en la cima del poder ha entusiasmado a la mayoría pobre, base de su poderío electoral, que se siente expresada por su discurso de dignidad social y a la que ha destinado multimillonarios programas sociales financiados con la ingente renta petrolera.
/Por Enrique Andrés Pretel/.*.