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La guardia pretoriana de Alemania

La batalla de la crisis soberana continúa sin tregua. Al bando de los más debilitados, encabezados por Grecia, se han sumado en las últimas jornadas con mayor intensidad España e Italia. Es más, la tensión ha llegado a sentirse incluso en Francia. Sólo un núcleo de cuatro países, Alemania, Holanda, Finlandia y Austria, luce indemne su artillería.

La batalla se sigue librando en la zona euro. En disputa, la viabilidad de la Unión Económica y Monetaria (UEM), es decir, el proyecto que alumbró en 1999 una moneda común, el euro, que ahora comparten 17 países y más de 300 millones de personas. El problema es que mientras unas naciones cuentan con munición de sobra para defenderse, otras se encuentran ya casi sin escudos.

Los países que pueden presumir de mantener su arsenal indemne son cuatro. Comandados por Alemania, cuyo bono a 10 años -conocido como bund- actúa como vara de medir en la región por ser el país más solvente de todos, el núcleo de la eurozona lo completan Finlandia, Holanda y Austria. Todos ellos reúnen características que les permiten ser la guardia pretoriana de Berlín.

Para empezar, sus finanzas públicas no atraviesan problemas, con déficits inferiores al 4 por ciento y una proporción entre la deuda pública y el Producto Interior Bruto (PIB) que en 2011 oscilará entre el 50 por ciento de Finlandia y el 70,8 por ciento de Austria -mejor, incluso, que el 80 por ciento de Alemania-. Como el coloso alemán, se espera que sus crecimientos se muevan entre el 2 y el 3,5 por ciento y que su tasa de paro no llegue, ni de lejos, al doble dígito de los países más débiles. Comparten, además, con Alemania su matrícula de honor crediticia, ya que poseen una triple A por parte de las tres principales agencias de rating. Todo ello propicia que sus primas de riesgo, medidas por el rendimiento adicional que exige el mercado a sus bonos a 10 años con respecto a los de Alemania, sean las más bajas de la eurozona. La de Finlandia se limita a 39 puntos básicos -ó 0,39 puntos porcentuales-; la de Holanda, a 40 puntos básicos; y la de Austria, a 60 puntos básicos. Con estas credenciales, y como ofrecen más rentabilidad que los bunds, presentan un binomio rentabilidad-riesgo incluso más atractivo que el de Alemania.

Entre el bien y el mal

En la segunda línea figuran los países que, sin estar en serios problemas, sí muestran síntomas preocupantes. Es el caso de Francia, al que su condición de país triple A no le sirve como protección total. Con un déficit público que está previsto que llegue al 6 por ciento este año y una deuda/PIB que se acerca al 90 por ciento, su prima de riesgo ha crecido este año de los 40 a los 67 puntos básicos -esta semana ha llegado hasta los 77- castigada por la alta exposición de los bancos galos a la deuda periférica.

Más preocupante es la posición de Bélgica. Su credibilidad financiera está dañada por una crisis política que mantiene al país sin Gobierno desde hace más de un año. Además, inquieta sobre todo que su deuda pública sobre el PIB ronde el 100 por ciento. Esta combinación ha desembocado en una prima de riesgo que asciende a 163 puntos básicos, el máximo desde el nacimiento del euro.

A partir de ahí, el campo de batalla de la eurozona es territorio comanche. En él se encuentran cinco países, que a su vez pueden agruparse en tres bloques. Dos de ellos, España e Italia, están en una situación grave. Sus respectivas primas de riesgo han marcado esta semana niveles históricos por encima de los 300 puntos básicos. Se encuentran en una zona límite que les obliga a adoptar más medidas de ajuste y cumplir sus objetivos de déficit público. De lo contrario, cualquier desliz puede conducirlos a una posición de no retorno; esto es, al borde del rescate o de no poder financiarse en los mercados.

En la siguiente fase, la de las naciones en estado muy grave, figuran dos de los tres europaíses rescatados, Irlanda y Portugal, cuya munición está bajo mínimos, con unas primas que rondan o superan los 1.000 puntos básicos. Aún peor está Grecia, en una posición extrema, hasta el punto de que el impago de su deuda se da ya por hecho.

Para los más atrevidos...

Pese a que las dificultades de estos países afectan a su deuda pública, los analistas aconsejan no sacarlas del punto de mira inversor. Es más, no ocultan el atractivo de aliarse con los títulos de los países que figuran justo detrás de Grecia, Irlanda y Portugal en la lista de naciones más vulnerables. Esto es, España, Italia y Bélgica. En estos momentos, ofrecen una combinación sugerente: tienen más riesgo que el papel alemán, holandés, finlandés o austríaco, pero es que, a cambio, también proporcionan un mayor rendimiento.

Así son los mercados: la rentabilidad tiene un precio. "El bono español seguirá expuesto a los sucesos de Grecia, Portugal e Irlanda, al igual que el italiano", sostienen los expertos de Consulnor, pero añaden: "Lo cual no impide que se puedan comprar los países de la segunda curva (Italia, España, Bélgica) y ya sea venderlos cuando hayan tenido rallies importantes o mantenerlos si creemos que no habrá riesgo de impago o intervención sobre éstos y estemos en situación de soportar la volatilidad que pueden incorporar a la cartera".

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