Su difusión puede dejar a las entidades en mal lugar a corto plazo, pero también pueden abrir oportunidades
Después de las correcciones tras Portugal, la semana que viene llega la publicación de los test de estrés. El año pasado su difusión provocó caídas previas a la presentación. En éste, a medio plazo, no deberían suponer tanto daño, si el mercado comprende lo distintos que son los test de estrés. Incluso los descensos, de producirse, podrían abrir oportunidades.
Aunque no es oficial cómo van a ser las pruebas de esfuerzo, las reglas de juego han cambiado y pueden correr en contra de los bancos españoles, que van a salir 'feos' en la foto, especialmente aquellos que no han recibido ayudas públicas; es decir, todos los cotizados.
Si el año pasado la resistencia de la banca para absorber pérdidas se medía a través del Tier 1, ahora se utilizará el Core Tier 1. El primer ratio es más generoso con los bancos al sumar el capital que atesora por desembolso de accionistas y retención de beneficios, más las provisiones, más las emisiones de convertibles, más las de participaciones/ acciones preferentes. El segundo es mucho más exigente. Las preferentes no computan, ni las obligaciones convertibles ni las provisiones genéricas.
Algo que puede restar bastantes puntos de capital a la banca nacional (casi todos los bancos cotizados han emitido convertibles en los últimos años para nutrir su capital). Para aprobar el Core Tier 1 tendría que quedar al menos en el 5 por ciento.
En cambio, algunas cajas saldrán mejor paradas ya que las ayudas del FROB sí computan como capital de primer nivel.
El otro factor que puede repercutir negativamente en los bancos españoles es la hipótesis de una caída de los precios de la vivienda fuerte. Fuentes consultadas señalan que para el periodo 2011 y 2012 habrá una caída de casi el 47 por ciento en el precio de la vivienda.