El 15 de julio está previsto que China publique los datos de inflación correspondientes al mes de junio. Pues bien, el banco central del gigante asiático no esperó a que se anuncien esas cifras. Ayer puso la venda antes de la herida. ¿Cómo? Subiendo los tipos de interés. Los elevó, como viene siendo costumbre, en un cuarto de punto, hasta el 6,56%. Se trató del tercer incremento en 2011 y el quinto que ejecuta desde que empezó a incrementar el precio del dinero en octubre de 2010.
¿A qué se debió este movimiento preventivo? A que las expectativas contemplan un sustancial incremento de la inflación. Según las previsiones, los precios podrían haber repuntado a una tasa interanual del 6,2%, que sería la más alta desde 2008. En este sentido, la actuación del Banco del Pueblo de China (BPCh) parece dar por buenos estos pronósticos. Como apunta José Luis Martínez, estratega de Citi en España, la subida de los tipos estaba "ya descontada", pero "anticipa un dato de inflación que se prevé alto en junio".
Además de subir los tipos, China está intentando aplacar la ascensión de los precios con otras medidas. Una de ellas, a la que recurre con mayor asiduidad, consiste en aumentar el coeficiente de depósito que aplica a los bancos con el objetivo de reducir la actividad crediticia. En lo que va de año lo ha subido en seis ocasiones, para conducirlo del 18,5 al 21,5%.
Otra de las palancas que está manejando Pekín para intentar frenar la inflación es permitir la revaluación del yuan. Eso sí, al ritmo adecuado para los intereses chinos. En lo que va de año, se aprecia un 2,2%, hasta las 6,466 unidades por dólar.
El turno de Malasia
Tras la subida de los tipos por parte de China, el mercado estará pendiente hoy -además del Banco Central Europeo (BCE)- del Banco de Malasia, del que se espera que eleve los intereses del 3 al 3,25%. También se reunirá el Banco de Inglaterra, que mantendrá el precio del dinero en el 0,5%.