La distensión que se ha visto en torno a la crisis de la deuda griega, tras aprobar su Parlamento nuevas medidas de austeridad ha animado al mercado español. Su principal índice ha rebotado un 6,9 por ciento en las últimas cinco sesiones y la prima de riesgo ha retrocedido en 50 puntos básicos, la mayor caída semanal en más de un año.
Decían los analistas hace no tanto tiempo, un par de semanas como mucho, que el mercado estaba sobrevendido: los índices caían a plomo, la rentabilidad de algunos bonos europeos marcaban máximos y el oro no daba ninguna señal de agotamiento. Pero la película Crisis de la deuda pública II Parte ha dado un giro radical. La votación a favor de las nuevas medidas de austeridad en el Parlamento griego y la predisposición voluntaria de las bancas alemana y francesa para refinanciar la deuda griega que tienen en cartera ha sido interpretada por los mercados como su luz al final del túnel. Y prueba de ello se ve en la evolución que han tenido los índices bursátiles esta semana.
El Ibex 35 ha cerrado su mejor semana desde la que finalizó el 14 de enero con una subida semanal del 6,9 por ciento, tras cerrar ayer con un repunte del 1,28 por ciento, hasta los 10.492 puntos, ayudado por un buen dato de ISM manufacturero en EEUU. Además, no experimentaba tantas sesiones consecutivas en números verdes, cinco, desde mediados de abril. Semejante evolución no sólo aleja al Ibex 35 de soportes, sino que le permite batir su primera resistencia, situada en los máximos de la semana pasada y soñar otra vez con la idea de volver a reconquistar los 11.500 puntos, nivel donde los analistas de Ecotrader sitúan la resistencia más clara del principal índice español.
"La ruptura de resistencias que, de forma general, aparecía en los altos de la semana pasada, invita al optimismo y a considerar que eventuales recortes pueden ser una oportunidad para aumentar exposición", afirma Carlos Doblado en Ecotrader.
Sin embargo, para ello es vital que la fiebre compradora se mantenga en las próximas sesiones, en las que el mercado tiene varias citas clave como la reunión del BCE del próximo jueves, en la que previsiblemente Jean-Claude Trichet elevará los tipos de interés. Una subida de tipos que, ya apuntan los analistas, supondrá un nuevo obstáculo para el crecimiento de las economías de la periferia europea, dificultando así que puedan hacer frente a sus compromisos financieros.
Pero toca pensar en positivo, no en negativo porque así es como ha sido la semana: muy positiva para la bolsa -el Ibex está a sólo un 2,8 por ciento de recuperar el nivel que tenía antes de que el ministro de Finanzas alemán, Wolfgang Schauble, empezara a hablar de una reestructuración de la deuda helena-, y también para la renta fija. Al menos la de los países de la periferia europea. De hecho, sólo en las últimas cinco sesiones, la prima de riesgo entre el bono español y el alemán ha pasado de los 284 a los 234 puntos básicos. Una caída de 50 puntos básicos que supone el mayor retroceso para la prima de riesgo española desde mayo de 2010. En este importante retroceso no sólo ha influido la caída en la rentabilidad del bono español, que cae cuando sube el precio, sino también el repunte, aunque leve, que ha experimentado el rendimiento del bono alemán, activo refugio por excelencia. Así, el rendimiento del bono español ha pasado del 5,68 al 5,38 por ciento y el de la deuda alemana ha rebotado del 2,83 al 3,04 por ciento. "Sin duda es una noticia (la caída del diferencial español) muy positiva para nuestro mercado, y sobre todo, una demostración de apetito por el riesgo y la posibilidad de que por fin los alcistas hayan podido ganar la batalla. Lo verdaderamente positivo sería verlo (al bono español) superar a la baja la rentabilidad del 5,25 por ciento", afirma Miguel Paz, director de la unidad de gestión de Unicorp.
El euro no se rompe, se ensancha
El renovado optimismo que se ha visto en la eurozona se ha dejado sentir en la moneda única. El euro se ha apreciado un 2,9 por ciento en la semana frente al dólar hasta los 1,4587 dólares, lo que supone la mayor alza semanal desde la del 14 de enero. El nuevo retroceso del billete verde se ha dejado sentir en la cotización del oro, que pierde potencial como activo refugio a medida que se disipan las incertidumbres en torno a la desaceleración económica de EEUU y la crisis de la deuda de la eurozona. Así, el precio de la onza del metal ha caído de los 1.050 a los 1.487 dólares.
Sin embargo, estas caídas no se han repetido en otra de las grandes materias primas el petróleo. El barril de Brent ha experimentado una subida del 2 por ciento, de los 105 a los 110 dólares.