El metal tiene buenas cartas para mantenerse a flote, pero hemos establecido un 'stop' para proteger los beneficios
Como otras materias primas, el oro también se encuentra en unos precios en los que se la juega. Y por ello hemos extremado la cautela. Muchos expertos consideran que este metal puede ser ganador tanto de un ciclo de incertidumbre en los activos de riesgo, como también del menos probable en el que la Fed aprobara otro plan de estímulo. Lo único que le iría mal es que las expectativas de inflación se vieran seriamente dañadas.
En MarketWatch, se explica que "los mercados están poniendo en precio una ralentización de la economía estadounidense", después de los últimos datos macro publicados y el débil aspecto del sector de la construcción y la banca. Algo que es una razón para fijarse en este activo refugio por excelencia. Con este escenario es posible que acabe teniendo que implementar con el tiempo un tercer plan de estímulos, un QE3, según la página de finanzas del Wall Street Journal. Si sucede, "es razonable esperar una reactivación del apetito por el riesgo. Esto supondría una revalorización de las materias primas y los mercados emergentes y un dólar más barato. Y también implicaría un precio mayor del oro".
Un termómetro algo confuso
En general, las materias primas nos sirven como termómetro para tomar el pulso a la aversión al riesgo en el mercado. Aunque de momento no aportan pistas demasiado claras, estos días vigilamos el devenir de dos de nuestras estrategias: el petróleo y el S&P GS Commodity Index. El primero está en un impasse, ya que la decisión de la OPEP la semana pasada de no incrementar la producción impulsó su cotización, pero la decisión unilateral de Arabia Saudí de bombear más oro negro ha vuelto a ponerle la zancadilla a su escalada. El GS Commodity tampoco ayuda a despejar incógnitas ya que se mueve en lateral.