Bolsa, mercados y cotizaciones

Los soportes no resisten al cierre semanal

Se esperaba una corrección en los mercados tras los malos datos de empleo de EEUU que se publicaron el viernes pasado, y vaya si llegó.

Tanto el Dow Jones como el S&P 500 encadenaron seis sesiones seguidas a la baja, y el Nasdaq 100 otras cuatro. Para redondear la jugada, los datos del Libro Beige de la Reserva Federal (Fed) reflejaron una desaceleración en el avance de la economía estadounidense que provocó que muchos sacaran a colación, otra vez, el temor a una recesión con forma de W.

La sobreventa se cebó especialmente con los principales indicadores de EEUU al cierre semanal, llevando al indicador de la bolsa de Nueva York a perder la barrera psicológica de los 12.000 puntos a media sesión. Y eso que no se publicaban datos macroeconómicos de relevancia en el país, y que los datos de la balanza comercial china reflejaron un enfriamiento (13,05 millones de dólares frente los 19,3 millones esperados) muy conveniente. En solidaridad, a este lado del Atlántico el EuroStoxx 50 perdió su soporte de los 2.750 puntos y el Ibex 35 los 10.000 puntos, considerados soporte agresivo por los analistas de Ecotrader y que deja la puerta abierta al selectivo para descender hasta sus mínimos en el año, que marcó el 10 de enero en los 9.437 puntos. Es decir, que todavía puede retroceder un 5,43 por ciento.

Sobraron los motivos

Dos fueron las razones que contribuyeron a darle la puntilla al mercado americano y de rebote, a los europeos. La primera, que la Fed advirtió a los grandes bancos americanos que vigilará muy de cerca sus políticas de entrega de dividendos, así como su pretensión de institucionalizar los test a la banca, según informaba MarketWatch. La segunda razón fue cuestión de hilar fino. El anuncio de que Toyota esperaba una reducción del 31 por ciento en su beneficio neto para este ejercicio como consecuencia del impacto del terremoto de Japón provocó una reacción de pesimismo en el mercado americano... no tanto por los resultados de la compañía per se, sino porque esta noticia entraba en clara contradicción con las declaraciones de Ben Bernanke, presidente de la Fed, que el miércoles había pronosticado la aceleración del crecimiento de la economía estadounidense en el segundo semestre porque se diluiría el efecto del seísmo y de las alzas de las materias primas.

Entretanto, Europa venía de sufrir una semana llena de incertidumbre, en la que las dudas en torno a la solvencia de Grecia volvieron a acaparar la actualidad económica. Primero fue el ministro alemán de Finanzas, Wolfgang Schäuble, que sugirió en una carta a sus homólogos europeos el canje de los bonos helenos por otros con vencimiento a 7 años -una medida que llevaba implícita una reestructuración de la deuda-, y que los bancos colaborasen con este segundo rescate, en su calidad de principales tenedores de deuda griega.

Después, el jueves, llegó la habitual cita mensual con el Banco Central Europeo (BCE). El presidente de la institución, Jean-Claude Trichet, mantuvo intacto el precio del dinero en el 1,25 por ciento y empleó las palabras "fuerte vigilancia" para referirse a la inflación. Este mensaje es el que utiliza para augurar con casi toda certeza una subida de los tipos de interés oficiales en la próxima reunión del 7 de julio. El mandatario francés también elevó las expectativas de crecimiento y de inflación de la eurozona para 2011, pero mantuvo las previsiones anunciadas en marzo para 2012. Así, el BCE no se muestra más preocupado por la presión de la subida de los precios en el próximo año. Y si la inflación, que está llevando al BCE a iniciar una política monetaria restrictiva pese a que pueda peligrar la recuperación económica de algunos países ya no preocupa tanto, la subida de tipos podría ralentizarse en 2012.

Si bien las palabras de Trichet sirvieron para dar un respiro a las bolsas, que cerraron el jueves en positivo, no tuvieron el mismo efecto sobre el euro; la divisa única retrocedió un 1,47 por ciento en la semana en su cruce contra el billete verde, hasta los 1,43 dólares. Ídem con los escudos contra impago de los países de la periferia, que en los casos de Grecia, Portugal e Irlanda batieron máximos históricos. Al cierre semanal, sus CDS se fueron respectivamente hasta los 1561, los 736 y los 706 puntos básicos. Los CDS de España subieron hasta los 273 puntos y su prima de riesgo se disparó hasta los 251 puntos, nivel que remite a principios de año.

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