La política monetaria de la institución favorece a priori los intereses de Alemania. Sin embargo, puede forzar a la moneda única a seguir apreciándose, y eso perjudica al motor europeo.
Hoy el mercado tiene una de las citas clave de la semana: el BCE celebra su reunión mensual, y en la rueda de prensa que ofrecerá posteriormente su presidente, Jean Claude Trichet, se espera que deje entrever en qué fecha volverán a repuntar los tipos de interés en la zona euro (ya los elevó el pasado 7 de abril hasta el 1,25%).
Las bolsas europeas escucharán con atención las palabras de Trichet, y habrá una que lo hará con especial interés: la alemana.
La política monetaria del BCE es, tradicionalmente, beneficiosa para los intereses germanos. No en vano, las presiones inflacionistas a las que arguyó cuando subió el precio del dinero en abril venían principalmente de la que es la primera economía del Viejo Continente.
Sin embargo, una subida de tipos tendría ahora otro efecto que no beneficia en absoluto a los grandes países exportadores de la región, como Alemania: seguiría presionando al alza a un euro que, tras un breve tropiezo, ha vuelto a sacar pecho en muchos de sus principales cruces. Sobre todo frente al dólar, que sigue deprimido por los decepcionantes datos macroeconómicos que se han publicado en las últimas semanas, que dejan entrever una evolución del mercado laboral y la producción industrial peor de lo esperado en EEUU.
Así, que la divisa europea siga su escalada frente al billete verde, podría perjudicar los negocios de algunas de las principales empresas alemanas con uno de sus grandes clientes.
Fortaleza en sus fundamentales
De momento, sin embargo, la opinión que guardan los bancos de inversión sobre los grandes valores cotizados en el índice de referencia alemán, el Dax, sigue siendo favorable y mejorando en algunos casos.
Siemens, BASF y Volkswagen, las tres compañías que más capitalizan en el indicador son una prueba clara de ello. Todas tienen una recomendación de compra (o de sobreponderar) clara por parte de los expertos que las siguen, según el consenso que recoge Bloomberg, pero no sólo eso: la tendencia de sus precios objetivos es alcista.
Es decir, que el precio justo que calcula el analista más optimista con cada una de ellas se ha elevado un 0,7, 5,4 y 15,28%, respectivamente, por lo que no sólo les otorgan un potencial de entre el 22 y hasta casi el 40% sino que además estos repuntes tiran al alza de la media.
Las palabras de Trichet serán las que a corto y medio plazo marquen el futuro de estas valoraciones y ayuden o pongan la zancadilla a esta tendencia.