El Tesoro Público recolectó 3.952,9 millones de euros para las arcas públicas en una subasta de bonos a tres y cinco años, con lo que consiguió apurar al máximo el objetivo de financiación que se había propuesto, consistente en captar entre 3.000 y 4.000 millones.
En cuanto al interés desembolsado, la tensión derivada de la incertidumbre en torno a Grecia se dejó notar en el resultado. Los títulos a tres años se subastaron a un rendimiento medio del 4,037 por ciento, cuando en abril lo hicieron al 3,568 por ciento; es decir, la factura se encareció un 13 por ciento en dos meses. Por su parte, los bonos a cinco años se colocaron al 4,23 por ciento, por debajo del 4,549 por ciento de mayo, pero con un matiz: la vida real de los títulos emitidos ayer será de cuatro años, de ahí el menor interés.
La demanda volvió a cubrir con creces la oferta, aunque en volumen las peticiones fueron inferiores a las de los últimos precedentes. La demanda de bonos a tres años alcanzó los 6.847,9 millones de euros, frente a los 7.401,7 millones de mayo; en cuanto a la de los títulos a cinco años, se moderó de los 6.231,5 millones de abril a los 3.475 millones de ayer.
La próxima subasta del Tesoro tendrá lugar el martes 14 de junio, fecha en la que colocará letras a 12 y 18 meses.
Continúa la tregua
El buen resultado general de la operación se completó con otra dosis de distensión en torno a la deuda española en los mercados secundarios -en los que cotizan los títulos después de haber sido emitidos-. Las compras permitieron que la rentabilidad de los bonos a 10 años, que baja cuando el precio de los títulos sube, se moderara del 5,32 al 5,29 por ciento, el nivel más bajo en tres semanas. A su vez, este descenso propició que la prima de riesgo, medida por la diferencia entre la rentabilidad de los bonos españoles y alemanes a 10 años, se estrechara de los 233 a los 230 puntos básicos -ó 2,30 puntos porcentuales-.