El fabricante de automóviles registrará este año su mayor beneficio neto de la última década.
Bajo el paraguas de la marca Volkswagen el grupo alemán engloba a un grupo de marcas con fuerte presencia en el imaginario colectivo: Audi, Seat, Skoda, Bentley, Bugatti, Lamborghini, Scania y la propia Volkswagen, responsable de modelos tan reconocibles como Golf o el icónico escarabajo. A estos nombres hay que añadir además al mítico fabricante de coches de lujo Porsche, con el cuál Volkswagen está en pleno proceso de integración para dar lugar al mayor grupo de fabricantes de automóviles del mundo. Recientemente también ha lanzado una opa (oferta pública de adquisición) sobre el fabricante de camiones MAN con la intención de fusionarla con Scania. Por si fuera poco, la alemana se perfila como el candidato más firme para entrar en el EuroStoxx 50. Si la revisión se hiciera hoy -se realizará en septiembre-, la automivilística se quedaría justo a las puertas.
De hecho, Volkswagen ha conseguido colocarse como la segunda compañía por capitalización dentro del ranking mundial de automovilísticas, sólo superada por Toyota, cuyo valor en bolsa ronda los 100.000 millones de euros.
Cuenta además con otra serie de cualidades que la distinguen como una de las compañías del sector que goza de los mejores fundamentales, razón por la que la alemana se ha colado entre los 30 mejores valores del Selector de Valor que, a su vez, conforman el Detector de Tesoros de elEconomista. La primera, un PER (veces que se recoge el beneficio en el precio de la acción), de 8 veces, mucho más bajo que la media de los fabricantes de automóviles, que es de 14 veces para 2011. La segunda, una rentabilidad por dividendo estimada del 2,25 por ciento frente al 1,58 por ciento de la media del sector. El de las automovilísticas no es un sector que se prodigue especialmente en altas remuneraciones, en comparación con otras empresas; la más atractiva es la de Daimler, que ofrece un rendimiento del 4,26 por ciento este año.
El secreto está en la caja
Detrás de los buenos ratios y de las operaciones corporativas, existe una historia de superación y de recuperación paradigmática. Para entender el enorme salto cualitativo y cuantitativo que ha dado el consorcio alemán hasta llegar a donde está, es necesario remontarse a 2008.
El PER de Volkswagen ese año fue de 3,2 veces (en general, cuanto más reducido es este ratio más atractiva es la inversión) con unas cuentas más que saneadas: su beneficio neto ascendía a 4.573 millones de euros, su beneficio operativo (ebitda) era unas tres veces mayor a esta cifra y además disponía de una caja de casi 7.000 millones de euros. En 2009, la caída generalizada de la demanda mundial tuvo efectos dramáticos en el grupo: el PER se disparó a 27,2 veces y sus ganancias cayeron un 80 por ciento, hasta los 960 millones. A pesar de ello, conservó una robusta caja de más de 10.500 millones.
Desde entonces, Volkswagen ha logrado relanzar sus modelos, reforzar sus alianzas y establecer otras nuevas, las ya citadas, con espléndidos resultados: la media de analistas espera que este año registre sus mayor ganancia de la década, 7.500 millones de euros... con una caja de más de 20.000 millones de euros, el doble que en su annus horriblis. También se espera un buen comportamiento en bolsa, ya que el consenso sitúa su precio objetivo en 163 euros, un 30 por ciento por encima de su cotización actual.
El reto ahora es aprovechar el tirón económico de los emergentes para inundar estos países de sus coches de gama alta. Por el momento no lo hace mal: China es el segundo comprador de Lamborghinis del mundo, y el grupo también informa de crecimientos en India.