Bolsa, mercados y cotizaciones

Los fundadores de LinkedIn ya son multimillonarios: ¿repite el mercado los excesos de 1998?

Los que hemos estado en el parqué de la New York Stock Exchange tras el estreno bursátil de LinkedIn hemos percibido una euforia que ni si quiera se vio durante la última gran OPV a este lado del Atlántico, la de General Motors. Las acciones de la red social de contactos profesionales se disparaba en bolsa, llegando a revalorizarse un 125 por ciento, es decir, buena parte de sus fundadores y directivos se convertían en multimillonarios nada más tocar la campana de apertura a las 9.30 am EST, en Manhattan.

Esto ha despertado las alarmas, y no es para menos. Una de las lecciones que pudimos aprender durante la burbuja de las dot.com entre 1998 y el año 2000 es que muchos de los fundadores de los cientos de empresas tecnológicas que se estrenaron en bolsa se despertaron de un día para otro como los nuevos multimillonarios del país, eso sí sobre el papel bursátil, no en la práctica.

No debemos olvidar que tras el estallido del boom, a finales de 2001, la mayoría de estos nuevos ricos estaban sin trabajo y sus acciones no valían ni un centavo. Ahora, los fundadores de LinkedIn, tienen en su bolsillo cerca de 2,5 millones de dólares en acciones y sus títulos se cambian a más de 90 dólares, por lo que de la noche a la mañana, Reid Hoffman, entre otros, se perfila como uno de los nuevos multimillonarios del sector pero? ¿hasta cuándo?.

En estos momentos, la mayoría de expertos creen que esta euforia sobre las redes sociales será diferente de 1998. Por aquel entonces, afirman, los inversores se quemaron con la oleada de estrenos bursátiles. Además, no hay que olvidar que empresas como LinkedIn tienen ingresos suficientes para no tener que depender exclusivamente de sus operaciones bursátiles. Sin embargo, esto nos lleva a preguntarnos el porqué estas empresas necesitan el dinero que proviene de una oferta pública.

La respuesta es sencilla, según explica la web 24/7 Wall Street. El argumento a favor de las OPVs es que permiten a los accionistas iniciales de la compañía vender eventualmente sus títulos y recuperar con suculentos beneficios sus inversiones iniciales. Además, los nuevos inversores pueden llegar a hacerse ricos como propietarios de la nueva emisión de acciones. De todas formas, los inversores originales, normalmente, fondos de capital de riesgo, suelen obtener rendimientos que pueden ser diez veces mayores a la inversión inicial.

El problema de este proceso es que facilita a los inversores iniciales retirar el dinero a unos márgenes de beneficio que suelen ser enormes y normalmente esta venta suele afectar a los nuevos accionistas. Así, este hecho provoca que las nuevas acciones emitidas no puedan crecer al mismo ritmo de beneficio y, por eso, en la mayoría de los casos, los accionistas originales de la compañía y su cúpula directiva suelen establecer un período de bloqueo en el que no se pueden vender acciones tras una OPV. Estos periodos suelen durar por lo general 120 días. Bajo estas circunstancias, tendremos que esperar hasta cuatro meses para evaluar la rentabilidad de LinkedIn y su estreno bursátil para los ángeles de la guarda de la compañía, es decir, esas compañías de capital de riesgo, y los propios fundadores de la red social. Todavía es pronto para cantar victoria.

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