Una de las pruebas de que la crisis sigue preocupando a los inversores se ve en que cada vez son menos los inversores que se fijan en los resultados de las compañías y más en los datos económicos a la hora de tomar sus decisiones de inversión. Y el comportamiento que han tenido los mercados en la última semana lo ha vuelto a demostrar.
La cada vez más probable reestructuración de deuda a la que tendrá que hacer frente Grecia no es la única mala noticia a la que han tenido que hacer frente los mercados de la periferia europea. Ha habido más y una de ellas viene precisamente de España. Las previsiones económicas de primavera de la Comisión Europea prevén que la tasa de paro se mantendrá en 2012, por tercer año consecutivo, por encima del 20 por ciento de la población activa y lo peor de todo, o al menos lo que más preocupa a los mercados, es que los objetivos de reducción del déficit público se incumplirán debido al débil crecimiento que se espera para nuestro país -el viernes se publicó que la economía creció en el trimestre un 0,3 por ciento, frente al 1,5 por ciento de Alemania o al 1 por ciento de Francia-. Y la reacción de los inversores no se hizo esperar. El Ibex 35 vivió así su propio viernes 13 al despedir la semana con una caída del 2,39 por ciento (el viernes cedió un 1,25 por ciento), hasta los 10.356 puntos. Por valores, FCC, Técnicas Reunidas, que ayer presentó unos resultados que defraudaron, y BBVA fueron los más bajistas de la semana, con caídas de entre el 4 y el 6,3 por ciento.
La venta de acciones estuvo también acompañada por una venta de bonos a diez años ya que su rentabilidad, que sube cuando cae el precio, pasó del 5,24 al 5,25 por ciento lo que disparó su prima de riesgo con respecto al bono alemán hasta los 218 puntos básicos.
Mejor comportamiento tuvieron el resto de sus vecinos del sur de Europa. Así, el rendimiento del bono griego a 10 años bajó al 15,44 por ciento y el portugués, hasta el 9,21 por ciento gracias, entre otras cosas, al "sí" de Finlandia al rescate luso. Sin embargo, parece que sus problemas no acabarán con el rescate. Al menos no los de sus bancos ya que, según un informe publicado el viernes por la agencia Standard & Poor's, la mayor parte de los bancos portugueses tendrán que tomar acciones decisivas para ser capaces de alcanzar los nuevos mínimos requisitos de capital de riesgo contraído anunciados por el Banco de Portugal.
Las dudas sobre la solvencia de estas economías y sobre todo, la posibilidad de que muchas de ellas puedan incurrir en un impago de deuda -una encuesta de Bloomberg entre inversores institucionales concluye que el 88 por ciento de estos expertos cree que Grecia quebrará y un 55 y 59 por ciento respectivamente considera que también lo harán Portugal e Irlanda (en el caso de España, la cifra asciende al 25 por ciento de los encuestados)-, se ha dejado notar en el euro. La moneda única se ha depreciado esta semana frente al dólar hasta los 1,414 euros, lo que supone un retroceso del 1,22 por ciento. Y es que, además de los problemas de Europa (se llegó a especular esta semana con la posibilidad de que Grecia vuelva al dracma), los inversores están empezando a atesorar en cartera billetes verdes ya que previsiblemente el final del QE2 (el segundo programa de medidas cuantitativas aprobado por la Reserva Federal) se traducirá en una apreciación del dólar.
La materias primas, indecisas
La apreciación del dólar se dejó notar también en las materias primas. Si bien ninguna de ellas experimentó correcciones tan abultadas como las vistas en la semana previa, sí dieron algún que otro susto importante.
El petróleo no supo digerir, por ejemplo, un dato de inventarios en EEUU que resultó ser mucho más alto del esperado y tampoco se tomó demasiado bien el recorte en la previsión de demanda para 2011 que anunció la Agencia Internacional de la Energía. Sin embargo, el barril Brent, referente en Europa, consiguió irse de fin de semana con una subida del 2,75 por ciento, hasta los 112 dólares. Y puede que el rebote se mantenga. "Sigue siendo estructuralmente alcista a medio y largo plazo", afirman en Goldman.
No está tan clara la tendencia en el caso de la plata. El metal ha vuelto a caer un 3,45 por ciento en la semana por lo que ya corrige un 30 por ciento desde sus máximos de 48 dólares por onza. Por su parte el oro mantuvo el tipo pero no recuperó los 1.500 dólares.