
La extraña combinación de inflación al alza e incertidumbre sobre la deuda soberana de los países periféricos ha tenido en el oro a uno de sus máximos beneficiados. El metal precioso no sólo encadena ya seis sesiones consecutivas al alza, sino que, además, ha conseguido marcar un nuevo máximo histórico, tras superar la barrera de los 1.518 dólares por onza.
Un nivel que, desde Barclays consideran que "debería reafirmar antes de continuar subiendo". Todo dependerá, no obstante, de que se mantenga la incertidumbre en el mercado ya que esas dudas se traducen en mayores compras de oro por parte de los inversores. De hecho, aunque los ETF que replican el comportamiento del oro cerraran el primer trimestre con salidas netas de 1.900 millones de dólares, según los datos de ETF Securities, en el mes de marzo, y coincidiendo con el recrudecimiento de las revueltas en Oriente Medio, registraron entradas de dinero por valor de 958 millones de dólares.
En todo caso, la realidad es que el oro consigue ya una rentabilidad del 5,63 por ciento y del 31,57 por ciento en los últimos doce meses. Una rentabilidad, esta última, que no sólo acumula el metal sino también los fondos que invierten en él. Tanto los que atesoran oro como los que invierten en compañías mineras.
Dentro de los primeros conviene destacar el comportamiento de fondos como ETF Leverage Gold, un fondo apalancado cuyo objetivo es multiplicar por dos el comportamiento del oro. Y de momento lo consigue ya que acumula unas ganancias del 60,43 por ciento en los últimos doce meses. En el caso de los fondos que optan por beneficiarse del rally del metal invirtiendo en las compañías que lo extraen, hay que resaltar la evolución de LO World Gold Expertise. Gana un 49,14 por ciento y tiene sus principales posiciones en compañías como Goldcorp y Silver Wheaton Corporation.