
Las revoluciones árabes siguen sin traducirse en mejoras de recomendación para los grandes grupos de armamento.
19 de marzo de 2011. Libia amanece bombardeada por 112 misiles Tomahawk que buscan romper su resistencia antiaérea. Estados Unidos -y su poderosa industria de armamento encabezada por Raytheon (el fabricante de este célebre misil de crucero)- entraban en escena para apoyar a Francia.
Sin embargo, el despliegue militar en Libia no ha tenido todavía una drástica reacción por parte de los analistas. Pese a que todos los grandes grupos fabricantes de armamento militar están ya en la zona de alguna u otra manera, el consenso de mercado sigue siendo conservador.
Entre las grandes capitalizadas del sector, la balanza de las recomendaciones se inclina por el lado del mantener: la media de bancos de inversión que recoge FactSet sólo aconseja entrar en cuatro valores. United Technologies -dedicada a sistemas de combate y, probablemente, la que tiene una presencia más global en este tipo de despliegues-, es la que ostenta una recomendación de compra más clara.
Desde que las revueltas en el mundo árabe fueron tomando cuerpo, el consenso de mercado apenas ha alterado dichas recomendaciones. Algo que en cambio sí ha hecho, y a la baja, con los precios objetivos de estas compañías excepto Safrán y EADS, que no han experimentado cambios. De momento, el consorcio aeronáutico europeo participa en estas misiones aportando el nuevo cazabombardero Eurofighter, un proyecto en el que participa con el 46% del desarrollo. El gigante británico BAE Systems también está presente en el avión con otro 33% del proyecto, pero su aportación aún no se ha traducido en una mejora de su valoración, situada en los 4,58 euros.
No obstante, las compañías más afectadas por estos recortes de valoración han sido las cuatro gigantes norteamericanas de Defensa: Boeing, Raytheon, Northrop Grumman y General Dynamics, pues han experimentado un tijeretazo en torno al 4,80%. De ellas, tres (Northrop Grumman es la excepción pese a que también participa en el conflicto con su moderno bombardero B-2 Spirit) todavía conservan un potencial alcista superior al 10% a un año.
Es probable que si el conflicto pasara a una segunda fase, en la que el ataque dejará de ser aéreo y se desplazaran tropas terrestres (un escenario bastante complicado en la actualidad), el comportamiento de otras compañías como General Dynamics podría ser diferente.
El gigante norteamericano dueño de la compañía española Santa Bárbara Sistemas cuenta con un potente negocio de carros de combate y vehículos blindados. De producirse este despliegue, también otras compañías podrían cambiar sus recomendaciones gracias al protagonismo y la necesidad de su armamento en el conflicto. Podría ser el momento para revisar también la valoración de Boeing, que cuenta con el helicóptero Tigre, un aparato muy utilizado en operaciones relámpago sobre el terreno. Ayer subía en bolsa, pero por motivos comerciales tras el primer vuelo del avión 747-8.