
El bono portugués revalida su máximo y toca el 7,70%, su nivel más alto desde 1997. La incertidumbre sobre la reunión que se mantendrá a finales de la semana en Bruselas también preocupa a los inversores de bonos españoles.
Los inversores se han vuelto a levantar con ganas de vender bonos. Al menos bonos emitidos por los países periféricos. La rentabilidad del portugués a diez años, que sube cuando cae su precio, ha vuelto a marcar máximos no vistos desde 1997 al tocar el 7,70 por ciento.
Las dudas que se ciernen sobre el país luso y sobre todo la incertidumbre que planea en el ambiente con respecto a la reunión que este fin de semana en Bruselas se trasladó también a los mercados de renta fija del resto de la Europa mediterránea.
Así, el rendimiento del bono español a diez años marcó su nivel más alto desde el 11 de enero al tocar el 5,53%, y el diferencial con respecto al bono alemán se amplió desde los 217 puntos básicos a los 225. Incluso la deuda italiana, que hasta ahora había permanecido al margen de la crisis de la deuda de la eurozona, se ha visto afectada. La rentabilidad de su deuda a diez años ha superado el 5% por primera vez desde 2008.
Hoy, subasta en Portugal
Cabe recordar que el país luso se ha expuesto hoy a una subasta de bonos a dos años en la que pretenden captar 1.000 millones de euros. Un objetivo que han conseguido pero para el que han tenido que pagar una rentabilidad del 5,99%, frente al 4,08% de la subasta celebraba en septiembre.
Además, y pese a la atractiva rentabilidad, la demanda tan sólo ha superado en 1,6 veces a la oferta, frente a un ratio de 1,9 veces de la subasta de septiembre.
No obstante, ha sido suficiente como para que los inversores hayan optado por abandonar las ventas masivas de bonos de primera hora del día y ha provocado que la rentabilidad de la deuda portuguesa a 10 años se haya relajado hasta el 7,66%.
Ayer, colocación en España
Ayer fue el Tesoro Público español el que acudió al mercado. El organismo emisor sacó adelante una colocación sindicada de obligaciones a 15 años en un ambiente cada vez más crispado con respecto a los países periféricos. Sacó adelante como pudo la segunda operación sindicada del año y la primera de títulos a 15 años desde febrero de 2010.
Y la comparación con este precedente muestra bien a las claras cómo ha cambiado la historia en el último año. Entonces, España captó 5.000 millones a un interés del 4,66 por ciento y con una demanda de 13.000 millones de euros.
Ayer recaudó menos dinero -4.000 millones-, se encontró con una demanda inferior -7.000 millones- y tuvo que pagar un rendimiento un 28,5 por ciento más alto -se situó en el 6 por ciento, superior también al 5,87 por ciento vigente ahora en el mercado-.
Pese a esta comparación, fuentes del mercado valoraron el resultado como "aceptable, dadas las actuales condiciones actuales". También subrayaron que refuerza la posición del Tesoro ante los vencimientos de abril, que rondan los 15.000 millones en deuda a largo plazo, con lo que el organismo podrá ser más prudente en los objetivos de financiación de las próximas emisiones.