
Marzo no ha cambiado un ápice las preocupaciones del mercado: la crisis en Libia y el Magreb y el riesgo periférico, especialmente Portugal. Ambos factores, amenazas para el mercado primario y el secundario. El BCE anunció el jueves posibles subidas de tipos.
En este escenario, los resultados empresariales pasan desapercibidos, así como las medidas que las empresas han tomado para aumentar su eficiencia, bajando costes e intentando que la crisis no les afecte en sus cifras -por ejemplo Telefónica, pese a estar castigada por el riesgo soberano-. El sistema financiero español sigue en pleno proceso de reestructuración, salvo excepciones, para alcanzar el nivel de capital necesario y optimizar balances antes de la entrada de nuevo capital. En abril se conocerá la metodología de los nuevos test de estrés de solvencia, y en junio comenzarán a conocerse los resultados. En esta segunda prueba se incluirán parámetros como la liquidez, así como la exposición al sector inmobiliario y a la deuda soberana.
Con este entorno, el mercado primario y el secundario se mantienen bastante inactivos, a la espera de novedades. En España puede ser una oportunidad aprovechar los fuertes diferenciales de algunas emisiones, afectadas por el riesgo soberano. Sigue habiendo oportunidades en bancos, pese a posibles episodios de volatilidad. El diferencial de España se está alejando del nivel de los países periféricos.
Con todo ello, y pese a las posibles subidas de los tipos por parte del BCE, hay atractivo en financieros españoles, dado el fuerte castigo que han sufrido, y especialmente, en cédulas hipotecarias. También hay valor en algunas flotantes para aquellos inversores que quieran cubrirse frente a posibles aumentos de los intereses.