
La dirección del fabricante automotor francés Renault se hallaba este viernes en dificultades tras haber reconocido que posiblemente se equivocó al lanzar acusaciones de espionaje contra tres de sus directivos.
"El director general de RENAULT (RNO.PA)(Patrick Pélata) tuvo esta mañana la dignidad de reconocer que probablemente se equivocó, y que si tal fuera el caso (...) asumiría las consecuencias", declaró este viernes la ministra francesa de economía, Christine Lagarde.
Por primera vez desde el inicio del caso, que estalló a principios de enero, Renault reconoció a través de este directivo que "una serie de elementos" lo impulsan a "dudar" sobre la verdadera existencia de un caso de espionaje.
El caso del supuesto espionaje industrial en Renault estalló a principios de 2011 con la suspensión y posterior despido de tres dirigentes tras una investigación interna iniciada a partir de cartas anónimas, y cuya opacidad fue criticada por los despedidos.
La investigación se refirió al programa de coches eléctricos, en el que Renault lleva invertidos 4.000 millones de euros junto a su aliado japonés Nissan.
Incluso se habló de una "pista china", lo que fue rotundamente negado por las autoridades de Pekín, aunque Renault y el Gobierno francés -que posee un 15% del constructor- jamás aludieron a esta hipótesis.
En una entrevista al diario Le Figaro, Patrick Pélata reconoció que ahora hay "dos hipótesis" posibles: o bien Renault está efectivamente confrontado a un caso de espionaje, o bien el grupo fue "víctima de una manipulación".
Sin embargo, según fuentes de los servicios de inteligencia franceses (DCRI), no se ha logrado hasta ahora hallar "ningún rastro de espionaje" en Renault.