
Los planes de pensiones son la opción más recurrente, pero hay otros productos que pueden resultar atractivos, tanto por rentabilidad como por fiscalidad.
Se abre el telón y aparece un grupo de personas de las cuales el 28 por ciento de ellas tienen más de 65 años. Se cierra el telón. ¿A qué país corresponde esta imagen? A España en el año 2050.
¿Esto qué significa? Que se producirá un vuelco total en la tasa de dependencia. Si hoy hay cuatro trabajadores por cada jubilado, a mediados de siglo habrá dos por cada dependiente. De cumplirse estas nada halagüeñas perspectivas, que los futuros pensionistas españoles disfruten de una tasa de sustitución de su último sueldo del 82 por ciento con su pensión pública como hasta ahora es todo menos una opción probable. Ni siquiera aunque muchos de ellos se jubilen a los 67 años, tras la reforma de pensiones que aprobó el Gobierno a finales de enero. "No tiene ninguna lógica la jubilación gradual si la esperanza de vida se mantiene. Habría que jubilarse a los 69 años", afirma Manuel Álvarez, director de Vida y Pensiones de Caser.
No queda otra. Hay que buscar alternativas que permitan complementar el dinero que dejará de recibir por parte de la Seguridad Social. Es lo que, en el argot de mercado, se conoce como segundo y tercer pilar del sistema de pensiones. Los planes de pensiones son el camino más recurrente. Y las gestoras que se encargan de ellos lo saben. "Es previsible que durante este año 2011 y en los sucesivos crezca la necesidad de acumular ahorro para la jubilación con el que complementar la pensión", afirman en Vidacaixa. En BBVA ya han empezado a notar una mayor concienciación ciudadana: "Las aportaciones en el mes de enero de 2011 son ligeramente superiores a las de enero de 2010", aseguran.
Sin embargo, que el plan de pensiones sea el primer producto que viene a la mente cuando uno piensa en la jubilación, no quiere decir que sea el único. Hay otros y, al contrario de lo que se suele pensar, también ofrecen ventajas fiscales. Se trata de los seguros de ahorro y, en contraste con lo que sucede con los planes de pensiones individuales, su patrimonio no se ha visto resentido ni en tiempos de crisis. De hecho, según los datos a cierre de año de Unespa, los activos en seguros de ahorro crecieron un 3,43 por ciento. Una cifra a la que hay que sumar el 32,77 por ciento de incremento patrimonial que experimentaron los Planes de Previsión Asegurados. Mientras, el patrimonio en planes de pensiones individuales, los que se contratan con el banco, retrocedió un 1,3 por ciento.
Los datos de ahorro financiero de las familias también tienen en los seguros a sus caballos ganadores. A cierre de 2010 el 5,4 por ciento del ahorro financiero se encontraba en fondos de pensiones, la cifra más alta desde 2005, y el 8,9 por ciento se encontraba en seguros, la cifra más alta de siempre. Pero ¿en qué se diferencian los seguros de ahorro de los planes de pensiones? La principal diferencia es que en los seguros, con la excepción de los unit link, quien asume el riesgo de pérdidas (a cambio siempre de primas) es la aseguradora y no el inversor. Y también ofrecen divergencias fiscales.
PPA
Su nombre técnico es Plan de Previsión Asegurado. "Es el equivalente en el mundo de los seguros al plan de pensiones individual", afirman en Unespa. Una definición de lo más acertada si se tiene en cuenta que, al igual que los planes de pensiones, sus aportaciones cuentan con deducciones fiscales. Es decir, los inversores se pueden deducir de su factura fiscal hasta 10.000 euros anuales (12.500 si se es mayor de 50 años). Eso sí, este límite es conjunto tanto para aquellos que inviertan sólo en PPA como para quien lo haga a través de éstos y de planes de pensiones.
Además, recientemente se aprobó que los traspasos entre planes de previsión y de pensiones disfruten de las mismas ventajas fiscales de traspasos entre planes: están exentos de tributar a Hacienda. Y quizá sea ésta una de las razones que explica el espectacular crecimiento que han experimentado estos productos, sobre todo en un año como el pasado en el que sus principales competidores, los planes de pensiones de renta fija, notaron en sus carteras el mal comportamiento de la deuda púbica. Con todo, su patrimonio subió un 32,77 por ciento hasta los 6.266 millones.
La principal diferencia entre un PPA y un plan de pensiones es que el primero siempre garantiza una rentabilidad mínima en la inversión que suele estar ligada al rendimiento de la deuda pública española o a la inflación. De hecho, según un estudio realizado por el departamento de Investigación de Inese, el 47 por ciento de los productos de las compañías que participaron en el mismo contestó que la rentabilidad que ofrecen oscila entre el 3 y el 4 por ciento de media. En todo caso, el camino más directo para contratar estos productos es a través de mediadores de seguros ya que es el canal elegido por el 52 por ciento de las compañías que participaron en el estudio del Inese.
Aunque no hay, como sucede en los planes de pensiones, ninguna base de datos que te permita ver qué productos se ofrecen en el mercado, sí se han visto muchos nuevos en los últimos meses, coincidiendo con las campañas para fomentar los planes de pensiones. Así, Aegon lanzó el PPA Evolution, Allianz ofreció bonificaciones a quienes contrataran sus planes Allianz Pensiones Consolidado o Allianz Pensiones Dinámico, Banco Sabadell presentó BS Plan Futuro, que ofrece una rentabilidad anual del 2,20 por ciento, y Deutsche Bank, PPA Futuro Garantizado.
PIAS
Han sido los últimos en llegar al mundo del ahorro para la jubilación pero su desembarco ha sido de lo más exitoso. Sólo en 2010, los Planes Individuales de Ahorro Sistemático (PIAS) vieron incrementado su patrimonio en un 24,65 por ciento, hasta los 2.148 millones de euros, según los datos de Unespa.
A diferencia de lo que sucede con los PPA o los planes de pensiones, la ventaja fiscal que tienen estos productos no está en el presente sino en el futuro. Y es que los rescates no tributan como rendimientos de trabajo sino como rentas del capital, a un tipo de entre el 19 y el 21 por ciento y, además, los rendimientos generados están exentos de tributación.
Al igual que los PPA, los PIAS también garantizan una rentabilidad determinada (de media entre el 3 y el 4 por ciento anual) y muchos ofrecen rendimientos adicionales ligados a una serie de activos. Otra de sus ventajas es que no son tan ilíquidos como los planes de pensiones, ya que el inversor puede rescatar el capital pasados 10 años desde su contratación. Los inconvenientes vienen por el lado de las aportaciones, ya que sólo se pueden aportar 8.000 euros anuales y nunca el ahorro en PIAS puede exceder de los 240.000 euros. Entre los últimos productos que se han lanzado al mercado figuran el Plan H2Once de Sanostra. Además Generali también garantiza una rentabilidad del 2,4 por ciento en su Gama Generali PIAS y BBVA ofrece en el mes de febrero una rentabilidad técnica garantizada del 1,80 por ciento en su PIAS.
'Unit Link'
Son los menos populares dentro del sector de los seguros. Y eso a pesar de que gestionan 16.404 millones de euros y que cuentan con más de un millón de inversores. Y es que tienen lo malo de los planes de pensiones (sus comisiones también son elevadas ya que no sólo se paga la comisión aseguradora, sino también una de gestión ya que son seguros vinculados a una cesta de acciones o de fondos), y no disfrutan de una de las grandes ventajas de los seguros: es el inversor y no la aseguradora quien asume el riesgo de la inversión. No obstante, tienen las mismas ventajas fiscales que los seguros (los rescates tributan como renta de capital).
Aun así, parece que en los últimos tiempos, las aseguradoras han recuperado el interés por estos productos. De hecho, la semana pasada Mapfre lanzó un producto de este tipo, Mapfre Dividendo, cuya rentabilidad está ligada a una cesta de acciones de compañías con altos dividendos y Barclays también apostó por los unit link a finales del año pasado con el lanzamiento de Plan Inversión 14 Cestas de Barclays y también Citi ha renovado su oferta con productos como Plan Multinversión Activa, ligado a cinco cestas de fondos en función del perfil del asegurado.