Con las dudas del riesgo soberano en la zona euro presentes, España está logrando diferenciarse del resto de la periferia, y acercarse poco a poco a la situación de los países núcleo. Esto es debido -entre otras cosas- a la mejor percepción que de España se tiene en el extranjero.
Lo que poco a poco va produciendo una convergencia entre el riesgo España y el riesgo Unión Europea. Que se traslada también al riesgo financiero, especialmente por la diferencia, que se va ampliando, con la prima de riesgo de Portugal. Al mismo tiempo -aunque el riesgo soberano siga siendo el principal catalizador-, los inversores están comenzando a centrar su atención en todas las posibles reformas de la regulación internacional de Basilea III, así como en los fundamentales de las empresas. Y, con ello, empiezan a tomar posiciones.
De cara a esta semana, no se prevén grandes cambios en el panorama. Es posible que los diferenciales de los emisores financieros continúen disminuyendo, pero el gran número de emisiones que se estima van a salir pueden mermar este efecto. La pasada semana, se emitieron varias cédulas hipotecarias, entre las que destacan las lanzadas por Banco Popular y Santander. Ambas tienen una duración de dos años y se colocaron con éxito. Y es que, aunque es cierto que Banco Popular tuvo más dificultades en obtener financiación, en el mercado secundario sí que ha logrado aceptación. Por otra parte, Fade y La Caixa también sacaron emisiones la semana anterior. Esta última salió en cinco años a niveles del 5 por ciento y se mantiene en esos niveles.
Con el fin de aprovechar los spreads actuales se plantea una cartera de inversión compuesta por emisiones del sector financiero.
