
Barcelona, 5 feb (EFE).- Las cámaras de comercio catalanas preparan el plan estratégico 2011-2015 para concretar un nuevo modelo tras el decreto aprobado por el Gobierno que suprime la obligatoriedad de pagar las cuotas camerales y que, según Miquel Valls, se ha hecho "por sorpresa" y sin el consenso del sector.
Valls, presidente de la Cámara de Comercio de Barcelona y del Consejo General de Cámaras de Cataluña, ha explicado a Efe que el Gobierno decidió suprimir la obligatoriedad de pagar las cuotas camerales "por sorpresa" y sin negociar nada con el sector.
Las cuotas camerales representan un 60% de los ingresos de una cámara como la de Barcelona, unos 16 millones de euros, mientras que el 40% restantes vienen de la autofinanciación.
Valls ha señalado que desde el anuncio del Gobierno hasta que se dejen de pagar las cuotas pasará un periodo de tiempo, ya que las cámaras realizan la recaudación con dos años de retraso, así las cuotas de 2009 se han de pagar en e 2011 y las de 2010 en e 2012, con lo que la medida no es inmediata.
Las cámaras catalanas se plantean mancomunar servicios para ganar eficiencia y están estudiando qué servicios pueden dar conjuntamente y que podrían estar relacionados con la internacionalización, la innovación y el desarrollo empresarial.
De momento, sin embargo, Valls no quiere hablar de fusionar ninguna de las trece cámaras catalanas porque es algo que tiene que decidir cada una de ellas y las organizaciones locales de cada territorio.
Cada cámara ha de ser "autosuficiente, eficiente y productiva", ha dicho Valls y, si esto lo consigue una cámara pequeña, "adelante" y, si no, habrá que ver cuál es la solución, "porque si el tejido empresarial de un territorio quiere tener una cámara, la tendrá".
Según Valls, la cuota cameral tiene un efecto "redistribuidor" porque las empresas pagan en función de su beneficio y lo que pagan las grandes empresas se dedica a todos los servicios gratuitos que reciben las pymes.
Así, el 1% de las empresas paga el 75% del importe de las cuotas y la mayoría de pequeñas y medianas empresas, el 53%, no paga, mientras que la mayoría de los servicios de las cámaras están orientadas a las pymes.
El presidente de la Cámara de Comercio de Barcelona tiene claro que las cámaras, "seguirán existiendo", aunque "la gran duda" será cómo harán todas sus funciones públicas, porque según la ley, las dos terceras partes de las cuotas camerales obligatorias tienen que dedicarse a la internacionalización y una tercera parte a la innovación, la formación y al desarrollo empresarial.
La duda de Valls es si, con la supresión de las cuotas obligatorias, las cámaras pueden dedicar la recaudación de cuotas voluntarias a lo que quieran, y considera que, en este sentido, "se crea una confusión legal muy importante".
También habrá que ver si los servicios que prestan las cámaras tendrán que cambiar de precio porque algunos de estos son subvencionados y si dejan de estarlo tendrán que incorporar los costes.
Valls ha señalado que habrá que esperar a ver cómo se va a realizar este proceso, ya que, además, la Generalitat ha solicitado al Consejo de Garantías Estatutarias que dictamine si el decreto ley del Gobierno que, entre otros aspectos, prevé la supresión de las cuotas camerales, invade o no competencias de la Generalitat.
Una vez resueltas estas cuestiones, las cámaras catalanas presentarán su plan estratégico para afrontar el futuro, que tendrá que incluir, entra otras cosas, nuevas maneras alternativas de recaudar dinero.
Desde el año 1911, las cuotas de las cámaras eran obligatorias en España, como en otros países de la Europa continental, como Francia y Alemania, aunque ahora pasarán al sistema anglosajón de cuotas voluntarias.
Para Valls, el papel de las cámaras de comercio está muy claro y pasa por el apoyo a la internacionalización, la formación y el desarrollo del territorio.
Además, ha recordado que son instituciones "esenciales" para el comercio internacional ya que, prácticamente, en todos los países tienen competencias en este sector.