Alguno debía ser el primero. Y no podía ser otro que BBVA, que se ha encargado de inaugurar, por tercer año consecutivo, el mercado de emisiones en España. Lo hizo con un lanzamiento de cédulas a tres años, maniobra con la que consiguió 1.500 millones de euros, 500 más de los previstos en un principio, gracias a que la demanda ascendió a 1.800 millones de euros.
Hasta ahí, todo perfecto. Pero hubo otro detalle, nada menor, que evidenció el principal problema con el que se pueden encontrar los emisores privados en 2011 por culpa de la crisis de la deuda soberana: el precio.
En efecto, la entidad presidida por Francisco González se vio obligada a pagar una prima sustancialmente superior a la exigida en las distintas emisiones de cédulas a tres años de 2010 -ver gráfico-. Los títulos se colocaron con un interés que superó la referencia del mercado -el midswap a tres años en euros- en 225 puntos básicos -ó 2,25 puntos porcentuales-, con lo que prácticamente cuadruplicaron la brecha que desembolsó el banco en marzo del año pasado. Esa diferencia también superó en 30 puntos básicos la que debió abonar BBVA en julio de 2010, cuando la crisis de la deuda periférica, en la que España tiene un papel protagonista, ya estaba en marcha.
Por tanto, los costes de financiación de la entidad han crecido sobremanera en los últimos meses nueve meses al calor de los problemas soberanos: en marzo, las cédulas se emitieron con un rendimiento del 2,5 por ciento; en julio salieron al 3,5 por ciento; y ayer la factura creció hasta el 4,125 por ciento. "Existe una total conexión entre la deuda soberana y los bancos en Europa. Los problemas de uno se canalizan al otro", sostenían ya a finales de diciembre los expertos en mercados de capitales de Société Générale (SG).
Esta realidad resulta aún más dura para los emisores de los países más expuestos a la crisis. Así, aunque el rendimiento de las cédulas sólo estuvo 37,5 puntos básicos por encima de la rentabilidad de los bonos españoles a tres años, cuando en 2010 esa distancia se movió entre los 60 y los 80 puntos básicos, lo más preocupante para BBVA y el resto de las compañías españolas es que a otra entidad, la francesa BNP Paribas, le salió más barato financiarse. Emitió cédulas a 10 años con un interés del 3,75 por ciento.
Habrá más
Siguiendo la estela de BBVA y BNP Paribas, los expertos esperan que el mercado siga abierto en las próximas jornadas y confían en que esa actividad se concentre en torno a las cédulas hipotecarias. "Estos instrumentos son una vía segura para empezar el año y testar el interés de los inversores", reconoció ayer Demetrio Salorio, de SG, en declaraciones a Bloomberg. En este sentido, la italiana Unicredit está ultimando una emisión de cédulas a dos años. Para el conjunto de 2011, los lanzamientos de cédulas pueden alcanzar los 200.000 millones de euros en toda Europa.